Sadako Sasaki tenía tres años cuando estalló la bomba de Hiroshima, en la Segunda Guerra Mundial. Ella y su familia se salvaron, pero cuando la niña cumplió nueve años se enfermó de leucemia. Los médicos dijeron que fue debido a la radiación.
Sadako se encontraba en el hospital cuando una amiga le llevó una grulla y mil retazos de papel más para que elaborara igual número de esas aves.
«Acuérdate de la leyenda: si pliegas mil grullas, se cumple un deseo profundo del corazón», le dijo la amiga a la niña.
El deseo de Sadako no solo era curarse, sino que todo el mundo viviera en paz.
La niña no pudo superar su enfermedad y tampoco acabó de hacer todas las figuras, sin embargo, durante su funeral todos sus compañeros llevaron grullas en lugar de flores.
A partir de esa anécdota, las grullas de papel se convirtieron en un símbolo de paz en todo el mundo, un emblema que fue plasmado en el parque escultórico del barrio de Nakajima (Japón), donde también se encuentra el monumento a la Paz de los Niños.
Este último consta de una cúpula arqueada en la base. En el interior hay una campana y alrededor de esta, origamis en forma de grullas. El monumento está coronado con una estatua de bronce de Sadako Sasaki, con las manos extendidas al cielo.
Cada 6 de agosto, se conmemora el estallido de la bomba en Hiroshima.
La fe y la esperanza que hace décadas motivaron a Sadako ahora son la fuente de inspiración para decenas de salvadoreños que confían en que las grullas traerán paz en medio de la pandemia.
Ástrid Lindo, del Club de Origami El Salvador, recuerda haber visto una publicación en Facebook sobre cómo las grullas se volvían símbolo de esperanza frente a la crisis mundial por el coronavirus.
Sin pensarlo mucho, retomó la idea para su círculo familiar y luego decidió compartirla con sus colegas del club.
«Tengo una hermana que vive en Madrid, mi cuñado es español. Él se puso muy mal por la COVID, pero él no dice que sobrevivió, sino que regresó del otro mundo… Por la pandemia y por él, plegué mil grullas», expresó.
«A los miembros del club les dije que sería bonito que nosotros, a través de las grullas, pudiéramos dar un mensaje de esperanza, de ayudar a la gente… y así es como nace el proyecto Tus Deseos, Nuestras Grullas», añadió.
Según Lindo, la idea es regalar salud, bienestar, felicidad y prosperidad. «Hay personas que nunca han puesto un pie en El Salvador y que nos dijeron: “Queremos crear grullas con ustedes”, y así hicimos».
Es así como las grullas hechas para el país están en manos de quien las hizo, es decir, en El Salvador y por todo el mundo.
Aún no se define qué hacer con ellas, aunque posiblemente se utilicen para una exposición y luego se destruyan, debido a que la misión para la que fueron elaboradas ya se cumplió.