El molino ha vuelto a funcionar en el Café Luz Negra, ubicado a un costado del Teatro Nacional, en el Centro Histórico de San Salvador, luego de meses de cuarentena. Con la reapertura económica en la fase I, Luz Negra tiene garantizado el servicio, pero bajo normas de bioseguridad. Sus puertas reabrieron el 27 de agosto; en la entrada es obligatoria la toma de temperatura, se ha instalado un dispensador electrónico de gel antibacterial, se exige el distanciamiento entre mesas, solo se permite un 50 % de aforo y el acceso al menú es mediante código QR, para evitar el contagio del virus por medio de los menús físicos, explica Nelson Ochoa, fundador del negocio.
«Café Luz Negra se toma en serio lo que ha sucedido, pero no desmejora su servicio ni su calidad», enfatizó.
La afluencia de los visitantes aún no retoma el ritmo previo a la pandemia ni las actividades culturales que acostumbraba, por ser en esencia una peña cultural. Sin embargo, desde la reapertura, no dejará de apoyar la actividad cultural, aunque ahora se haga mediante eventos virtuales en redes sociales.
Para el caso, Ochoa comenta que en las próximas semanas se presentará en redes sociales el libro póstumo «Al director no le gustan los cadáveres», del escritor salvadoreño Rafael Menjívar Ochoa.
Patio Maya Coffee Shop es otro de los sitios que están retornando a su actividad paulatinamente, pues su público objetivo son los turistas que visitan la iglesia El Rosario.
«Somos el único café que está dentro de la iglesia El Rosario, y nuestro enfoque es ser un «travel advisor» o consejero de turismo con información gratuita», explica Érick Gálvez, gerente de Relaciones Públicas de Patio Maya. Este negocio está ubicado al aire libre, por lo que se le facilita cumplir con el distanciamiento entre mesas.
Desde la reapertura, Patio Maya ha llevado a cabo algunos eventos privados, pero espera retomar parte de sus actividades, como los talleres de pintura o de pupusas.
La fase I de la reapertura económica empezó el 24 de agosto, y en esta se habilitó el servicio en mesas con una capacidad reducida a la mitad; en la fase II, que sigue sujeta al comportamiento de la curva de contagios de COVID-19 en el país, la capacidad se elevará y se podrán desarrollar actividades de recreación. Esta última sigue sujeta al comportamiento de la curva de contagios de COVID-19 en el país.