La Navidad es el invento de Dios para estar cerca de cada una de sus criaturas, especialmente el hombre. Este movimiento de la condescendencia de Dios también nos contagia a nosotros para estar cerca del prójimo y vivir con los lazos del amor la tan necesaria conexión que existe entre todos los hombres. El papa Francisco nos da cinco consejos para poner en práctica en esta Navidad y así este tiempo de alegría y amor nos llene de vida.
Primer consejo: haz una llamada por teléfono a esa persona que tú sabes que está sola, puede ser un familiar o un amigo, pero esa llamada le llevará también la cercanía de Dios.
Segundo consejo: visita a un enfermo o un anciano, no esperes solo aquellas invitaciones que nos hacen a comer o a fiestas; también ir a buscar a aquel que nadie invita.
Tercer consejo: ayuda a un pobre, a una persona necesitada. La Navidad despierta en nosotros esa bondad de compartir la generosidad con los demás; entonces hay que ver en Cristo el rostro de aquel pobre.
Cuarto consejo: pedir perdón o perdonar a alguien y esto es algo propio del cristiano: perdonar como Dios nos ha perdonado y el perdón da vida.
Quinto consejo: acercarse a recibir el perdón de Dios; o sea, también reconocernos pecadores.
Con estos cinco consejos, que están al alcance de todos, podemos marcar una Navidad diferente en 2022. Verdaderamente, Jesús nace en el corazón de aquel que está cercano a los demás de manera especial, al anciano, al enfermo, al pobre, de aquel que se reconoce pecador y pide perdón y también es pronto para perdonar la falta de sus hermanos. Por eso decimos que la Navidad es ternura y cercanía. La Navidad es la fiesta de la vida.
¿Por qué celebrar la Navidad? Lo primero que se conoce de la vida del Señor Jesús es su muerte y su resurrección, por eso hablamos de aceptar o recibir a Jesús en tu vida como tu señor y salvador Cristo; que me amó siendo yo pecador y murió por mí para que tuviera el perdón de mis pecados, y al resucitar me enseña una nueva vida, para que ellos no vuelvan al pecado, sino a una vida según sus mandamientos. Después el creyente comienza a preguntarse ¿qué predicó ese hombre tan bueno?, ¿cuáles fueron las obras que hizo? y ahí encuentra en los evangelios la predicación, las parábolas: el hijo pródigo, el reino de los cielos, el sembrador; y también los milagros: Jesús que multiplica el pan para dar de comer a los pobres, Jesús que sana a los enfermos.
El creyente todavía da un paso más allá y pregunta: de este hombre tan bueno ¿quiénes fueron sus papás? Sin duda alguna con ellos aprendió todo lo que sabe; y entonces ahí los evangelios de san Mateo y san Lucas nos hablan sobre la infancia del Señor, cómo fue su vida de infancia con sus papás, con la Virgen María, con san José.
Son breves detalles, pero nos hacen entender que Jesús quiso parecerse en todo a nosotros, menos en el pecado. De esa manera, le da una dignidad tan grande a la vida de familia. Dios también quiso tener una madre o un padre y quiso pasar por todas las etapas de nuestra vida, parecido en todo menos en el pecado, para darnos un camino de salvación. Por eso hay que celebrar la Navidad. Si ya de un personaje reconocido nos alegramos en el día de su cumpleaños, cuánto más cuando se trata de nuestro Salvador. Celebrar la Navidad significa también ser ahora los discípulos de Jesús en 2022 para transmitir este anuncio a los demás.
En Navidad, el pesebre es la ternura de Dios. El papa Francisco en la Navidad del 22 de diciembre de 2015 nos dijo: «Les invito a detenerse ante el pesebre porque allí nos habla la ternura de Dios. San Lucas 2:7: “Y dio a luz a su hijo primogénito. Lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, pues no había lugar para ellos en la sala principal de la casa”». Allí se contempla la misericordia divina que se ha hecho carne y que enternece nuestra mirada. Esta es una clave para acercarnos en estos días de gran fiesta, mucha alegría y de fe para el mundo entero, en el corazón de cada hombre. En la Navidad de Dios, encontremos al Niño Dios en el pesebre. Un pesebre es un lugar donde se pone la comida para todos los animales en el establo y esa ternura, que es el cuidado de quien ama por el amado, de que no falte nada, desde el alimento.
Así podemos entender nosotros la Navidad; el hijo de María, Jesús el salvador, es para todos los hombres y se pone en una fuente de comida; en un lugar desde donde se da vida y se mantiene la vida. Él es nuestro alimento. Por eso este tiempo de Navidad nos lleva a pensar en esas virtudes de la cercanía, de la proximidad, del cuidarnos unos a otros y buscamos que ese niño Jesús que nace en nuestro corazón cambie nuestra vida, nuestra rutina.
¡Feliz Navidad a todos y un próspero año 2023 en el Señor Jesús lleno de muchas bendiciones!