Al volante de su automóvil blanco, Nayla Abou Jubbah protagonizó esta semana una pequeña revolución en la franja de Gaza, al convertirse en la primera taxista del enclave palestino y con un servicio exclusivo para mujeres.
Después de beber un té humeante en su casa, la empresaria, de 39 años, se coloca una máscara sanitaria, se dirige hacia su coche estacionado fuera, pone su celular sobre un soporte pegado al parabrisas y arranca el motor.
¡Un bocinazo y listo! Su vehículo se lanza sobre el asfalto, a veces en buen estado, a veces roto, del enclave con dos millones de habitantes y controlado desde hace más de 13 años por los islamistas de Hamas.
En Gaza, las mujeres tienen el mismo derecho que los hombres a conducir vehículos, pero la profesión de taxista sigue siendo de hecho masculina.
«Una vez hablé con una amiga que trabaja como peluquera y le pregunté: ¿Qué dirías si lanzamos un servicio de taxi para las mujeres? Ella respondió que era una idea loca», cuenta la empresaria, diplomada en trabajo social.
UN EMPLEO QUE DA LIBERTAD
Cuando su padre murió, usó la herencia para comprar un automóvil. «Me dije a mí misma que había que aprovechar este vehículo, hacer trabajar el coche, de ahí el proyecto de un servicio de taxi totalmente para las mujeres, para que estén cómodas», añade.
Nayla Abu Jubbah recorre las calles de Gaza, la principal ciudad de este territorio controlado por Israel, que ya estaba devastado por el 50 % del desempleo antes del inicio de la pandemia de COVID-19, para recoger a Aya Saleem, una clienta de 27 años, que va de compras.
La taxista espera aumentar su flota y generar más empleos para las mujeres de su país.