Los graderíos del Juan Francisco Barraza desolados desnudaron fielmente la pobre imagen de Águila sin Nicolas Muñoz. Los anaranjados, al menos en el primer tiempo, no fueron ni la sombra de la armada que llegó a la final, pero recuperaron el brillo en la bajada del telón y terminaron ganando con solvencia.
El escaso público que llegó a las butacas del Barraza atestiguó en primera línea un encuentro agridulce de sus mimados, y las indicaciones iniciales de Armando Osma Rueda desde fuera solo dieron para la burla.
«A dos toques, a dos toques», repetía con insistencia el míster desde las sillas. «Dos toques se ha echado el maitro», dijo uno de los aficionados, evidentemente disgustado con el funcionamiento del plantel migueleño.
Es que, sin ser más, Jocoro sí fue más durante el primer acto. El conjunto fogonero no solo le quitó el balón al Águila, sino que le dio un baile insospechado.
El dominio, no obstante, supo a poco y no trajo premio para los fogoneros ya que se encontraron en desventaja desde el primer cuarto de hora y debieron remar contra la corriente hasta llegar al 1-1 antes de la pausa.
Águila se puso arriba en el marcador después de un penalti ejecutado por Marlon Da Silva, al 15´, pero la fiesta solo les dio para media hora ya que Ferdis Hernández, de tiro libre, consiguió la paridad.
Águila es Nico
La historia fue diametralmente opuesta en el complemento. Llegó Nico, llegó la inyección anímica, y al minuto de ingresado, Águila ya celebraba gol. El panameño puso el 2-1, al ´46, y Yan Maciel decretó el 3-1, en el 52´. En adelante los migueleños tuvieron para la paliza.