Viajar hasta una frontera, ya sea conduciendo o en autobús, y tener que retornar por no cumplir un requisito de migración es muy frustrante. Eso han vivido muchos salvadoreños en los últimos días en la frontera El Amatillo, en Pasaquina, La Unión, cuando van hacia Honduras.
El impedimento para cruzar la frontera radica en que al ingresar les solicitan el resultado negativo de la prueba por la COVID-19, pero según lo demanda el país vecino.
«Nos pidieron que hiciéramos el prechequeo en línea y lo hicimos; también solicitaron el resultado de la prueba PCR o prueba rápida, pero debe ser de un laboratorio. A nosotros nos regresaron porque era una prueba rápida de un médico particular», comentó Geovany Maldonado, quien hacía su segundo intento por entrar al territorio hondureño.
En el caso de Maldonado, originario de Metapán (Santa Ana), y de su acompañante tuvieron que alojarse en Santa Rosa de Lima, y en la mañana del siguiente día se realizaron una segunda PCR en un laboratorio de dicha ciudad, que les implicó un costo de $50 a cada uno.
La misma suerte tuvo Yanira Borge, originaria de Polorós, al norte de La Unión, quien también regresó con todas sus maletas, porque no le admitieron el resultado negativo de la prueba, que se había realizado en el Ministerio de Salud. «Yo no sé por qué no la admiten, si va legal con todos los sellos y la firma original», comentó Borge.