La comunidad El Bambú 2 se encuentra en las cercanías del cementerio La Bermeja, y debido a las lluvias del 22 de junio por la noche, las casas en ese sector se inundaron por el desbordamiento del río Acelhuate. María Emilia Mercado, de 74 años, es una de las personas que habitan en dicha comunidad. Según relató, el agua del río empezaba a entrar a su casa ayer por la madrugada, y también temía por un posible deslizamiento cerca de su hogar; sin embargo, las autoridades de Protección Civil acudieron al lugar para ofrecer el traslado hacia un albergue.
«Personas de la alcaldía de San Salvador y de Protección Civil acudieron en la madrugada, bajo la lluvia, y nos dijeron que estar ahí era un riesgo. Yo acepté y les dije a mis hijos que nos fuéramos, que ellos llegaron y nos evacuaron temprano y eso pudo salvar nuestras vidas», dijo Mercado.
Mercado tiene dos hijos con discapacidad. Fue evacuada junto con ellos al albergue temporal Casa de la Mujer, en San Jacinto. Ahí, la familia completa cuenta con todas las atenciones, como alimentación, camas, medicina e insumos de higiene.
De acuerdo con Angélica González, coordinadora de la Casa de la Mujer, también se han tomado todas las medidas de bioseguridad para los evacuados, como la aplicación de alcohol en gel y la entrega de mascarillas.
Ayer, en dicho albergue, estuvo presente el alcalde de San Salvador, Mario Durán, quien verificó la atención brindada a los evacuados, y la ministra de Vivienda, Michelle Sol, quien dijo que brindarán una solución habitacional a las familias de la comunidad El Bambú 2. «La comunidad es de alto riesgo y vamos a darles tranquilidad. Ellos ya no van a regresar a El Bambú. El presidente Nayib Bukele nos ha pedido darles una solución permanente. Este refugio va a ser temporal, mientras buscamos junto con ellos una vivienda segura», informó la ministra.
La noticia fue recibida con mucho entusiasmo por Emilia Mercado, ya que finalmente tendrá un hogar digno donde descansar con sus hijos y donde se encontrará segura de las lluvias.
«Yo actualmente ya no trabajo, por mi edad. Sobrevivo de lo que me regalan los vendedores de los mercados. Si pudiera tener una casa digna, sería algo increíble, porque es con lo que siempre hemos soñado», dijo.