ARENA y el FMLN, ahora que son partidos de oposición, aseguran que tienen la fórmula correcta para el pago de pensiones justas y critican la iniciativa de la reforma previsional que el presidente Nayib Bukele envió a la Asamblea Legislativa.
El asesor de la bancada tricolor, Rafael Lemus, se negó a reconocer que el proyecto de ley les otorga mayor rentabilidad a los fondos de los cotizantes, elimina la posibilidad de que algún Gobierno utilice los fondos para otros rubros, mantiene la edad de la jubilación y los años de cotización.
Además de esas bondades, la reforma atiende las principales demandas de la clase trabajadora: el aumento de la pensión mínima y la rentabilidad por medio del incremento del aporte patronal.
En 2017, el Gobierno del efemelenista Salvador Sánchez Cerén propuso una reforma previsional y la entonces diputada izquierdista Lorena Peña justificó hasta la saciedad que los cambios solucionaban definitivamente el problema de las pensiones en El Salvador.
Sin embargo, la rentabilidad de los fondos ahorrados, más el uso deliberado de las administraciones gubernamentales anteriores derivaron en que miles de trabajadores decidieran no jubilarse porque la pensión mínima era de $207 y no suplía las necesidades de la canasta básica salvadoreña.