Los franceses presentan desde ahora una prueba de vacunación o un test de la COVID-19 negativo para ir a cines, museos o lugares deportivos, como consecuencia de un aumento del 140 % de contagios en una semana.
«Estamos en la cuarta oleada» de la epidemia, reconoció el Primer ministro Jean Castex en la cadena televisiva TF1 lanzando «un desafío colectivo» a la población para que «alcancemos ocho millones de vacunaciones» administradas en las dos próximas semanas.
Reino Unido e Italia también buscan condicionar las actividades de las personas a su cartilla de vacunación. En Italia están ideando un código con dos niveles; con una dosis se pude asistir a bares y restaurantes, con dos a eventos y discotecas. En el Reino Unido, será necesario estar vacunado para asistir a centros nocturnos para finales de septiembre.
Al inicio de los debates de la Asamblea Nacional de Francia sobre el proyecto de ley que amplía el pasaporte sanitario e instaura la obligatoriedad de la vacunación para el personal sanitario, el ministro de Salud Olivier Véran subrayó «la gravedad de la situación», al indicar que 21,000 franceses fueron contaminados de la COVID-19 en 24 horas, aun más que el día anterior (18,000). Es la primera vez desde inicios de mayo que el umbral de 20,000 contaminaciones diarias es superado.
El primer ministro subrayó por su parte que 96 % de las personas contaminadas registradas el martes no estaban vacunadas.
Ahora el objetivo del gobierno es alcanzar 50 millones vacunados a fines de agosto y ya no 40 millones.
Sanciones
Desde ayer en Francia el documento sanitario es exigido en lugares de diversión y cultura que reúnan a más de 50 personas, contra 1,000 antes, pero una tolerancia de una semana será acordada para hacer pedagogía. Luego vendrá «el tiempo de las sanciones».