El MPI sostiene que algunas de las disparidades, como la falta de acceso a la tecnología, la pobreza y el aislamiento lingüístico que ya existían desde antes de la pandemia, se volvieron más profundas a medida que la educación migró a las plataformas digitales para evitar la propagación del COVID-19 en los diferentes distritos escolares estadounidenses, lo que a su vez limita las posibilidades de éxito de estos niños.
Maki Park, analista sénior de políticas para la educación y el cuidado de la primera infancia de MPI, explicó que los hijos de padres migrantes que más barreras enfrentan son aquellos que sus progenitores no hablaban inglés o tenían bajos niveles de educación.
Estos últimos a su vez se vieron privados o aislados de programas educativos y de salud, así como de servicios humanos «a los que ahora no se les da prioridad […] y en los que, de muchas maneras, continúan siendo desatendidos e incluso pasados por alto», puntualizó.
Entonces, si los padres que juegan un papel «fundamental» en la educación del niño – especialmente desde que la educación es remota – enfrentan carencias económicas, educativas, etc, y se ven abandonados por los sistemas o redes de apoyo estatales que les permitan avanzar, dichas carencias se verán reflejadas en los niños, especialmente en aquellos en primaria y preescolar.
El análisis tomó en cuenta aquellas características demográficas generales y otros elementos como ingresos económicos y tipos de empleos de los inmigrantes y que fueron compartidas por la Oficina del Censo de EE. UU.
Según Delia Pompa, investigadora principal de políticas educativas, MPI, la investigación refleja el hecho de que las necesidades de las familias de inmigrantes a menudo difieren según la edad de los niños y que hay muchas cosas que tanto investigadores como autoridades desconocen «sobre las experiencias de los hijos pequeños de inmigrantes y otros niños que aprenden en dos idiomas».
La investigadora menciona también, que hay necesidades de estos grupos que las escuelas, con la llegada de la pandemia, no han podido suplir y no están, en su mayoría, bien equipadas para abordarlas, y que el gran desafío para las autoridades educativas es cómo suplirlas.
Los expertos coincidieron en que la seguridad económica familiar es «un tema clave» a tomar en cuenta, además del desarrollo de los niños pequeños, que debe recibir financiamiento y apoyo político a nivel federal y local.