Con 85 años, Manuel de Jesús Cornejo calcula que tiene más de 65 de trabajar reparando relojes. En la zona de los mercados de la ciudad de Usulután lo apodaron Pepe el Rápido.
El relojero comentó que, aunque no es originario de Usulután, lleva más de 40 años de tener su puesto de reparación de relojes en las cercanías del antiguo parque infantil de Usulután. «Yo empecé a trabajar en México cuando solo había relojes de cuerda. Nací en Apaneca [Ahuachapán], pero me crie en Cuscatancingo [San Salvador]; tenía como 22 años cuando mi papá me llevó a México y ahí aprendí sobre relojería», contó el octogenario.
En Tijuana, México, estuvo dos años trabajando. Cuando regresó a El Salvador se mudó a Usulután para casarse con su actual esposa, y puso su puesto de relojería en el parque, en donde un joven que transitaba diariamente con su bicicleta lo nombró Pepe el Rápido.
«Aquí pasaba un muchacho que me decía así. Los locutores de la radio se dieron cuenta de cómo me decían y me empezaron a llamar así. Tenía fama de trabajar rápido», relató el relojero.
Manuel mencionó que también se ha desempeñado como albañil y zapatero, pero esos trabajos nunca le gustaron tanto como la relojería.
A pesar de su edad, al octogenario le gusta desempeñar la profesión, por lo que de lunes a sábado alguno de sus familiares lo va a dejar al parque, donde trabaja aproximadamente de 7 a. m. a 12 m.
«Mi taller tiene bastante fama. De Los Ángeles [Estados Unidos] vienen varios para que les repare sus relojes. Los domingos solo trabajo si la clientela me dice que va a venir para que les repare los relojes», comentó.