José Benítez retornó a El Salvador hace poco más de una década, después de haber migrado a Estados Unidos por la guerra que se vivía en el país. Al volver a su tierra natal en el cantón Montegrande, de San Miguel, decidió dedicarse a la agricultura, pero desde hace aproximadamente cinco años comenzó a trabajar en la diversificación de cultivos.
Benítez es uno de los cientos de productores de la zona oriental del país que desde hace unos años ha recibido apoyo por parte del programa Mesoamérica sin Hambre, ejecutado por la Agencia Mexicana de Cooperación Internacional para el Desarrollo (Amexcid) y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
Las parcelas diversificadas en donde José ha cultivado papaya, piña, tomate, berenjena, chile, plátano, sandía, entre otras hortalizas, frutas y verduras, fue la experiencia productiva que visitó una delegación de Amexcid y FAO que llegó al país, para evaluar las acciones y los resultados del programa.
«Los resultados son muy satisfactorios y es justo lo que buscábamos: que la gente se apropie de los proyectos y que sean sostenibles. Y ahora, de la mano con FAO, ver de qué manera los apoyamos a ir creciendo y como lo podemos replicar, y también el apoyo del Gobierno es muy importante», apuntó Gloria Sandoval Salas, directora general de ejecución de proyectos en el exterior de Amexcid.
Este programa, que se ejecutó durante seis años, estuvo enfocado en mejorar la agricultura familiar, seguridad alimentaria y nutricional, y apoyó las políticas públicas. Se desarrolló en 15 municipios de los departamentos de Usulután, San Miguel y Morazán, en donde benefició a 4,800 familias.