En la zona de salidas internacionales, justo antes del control de pasaportes, los dos perros dan la bienvenida a los pasajeros, algunos con prisa, otros ansiosos y otros preocupados por despedirse de sus seres queridos.
Ali Bahtiyari, un joven iraní que viajó por primera vez fuera de su país, se muestra sorprendido al cruzarse con un entusiasmado Kuki, un Lagotto Romagnolo de tupido y rizado pelaje marrón, y Alita, una border collie negra y blanca de mirada brillante.
«Acabo de pasar unos días en Estambul, caminé mucho y estoy agotado. Pero ver a estos perros ha disparado mis endorfinas y ¡ya no estoy para nada cansado!», sonríe el treintañero mientras acaricia a uno de los dos animales, antes de volar de vuelta a Teherán.
Desde hace dos meses, cuando se puso en marcha este proyecto, los perros y sus acompañantes recorren el mega-aeropuerto, que se encuentra del lado europeo de Estambul y recibió el año pasado a más de 76 millones de pasajeros. La megalópolis turca cuenta en su orilla asiática con otro aeropuerto internacional, el Sabiha Gökçen.
«Lanzamos este proyecto de perros de terapia para ofrecer a nuestros clientes una mejor experiencia de viaje y reducir el estrés que puedan sufrir por el vuelo», indicó a la AFP Volkan Arslan, veterinario y coordinador de este dispositivo que cuenta con cinco perros.
«Es la primera vez que veo algo así. Había oído hablar de cafeterías de gatos, pero nunca algo así en un aeropuerto», explica esta parisina, jugando con el perro.
«Es tan adorable, realmente desestresa», añade.