Ante la alerta internacional por la presencia casos de peste porcina africana (PPA) en República Dominican, y su rápida propagación por África, Europa y Asia, el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG) dictó este 2 de agosto medidas para proteger la producción salvadoreña que, según informaron, se encuentra libre de esta enfermedad.
Son dos medidas principales, las que estableció la entidad; la primera es una prohibición de importación y tránsito de cerdos vivos, sus productos y subproductos que provengan de países con circulación de la PPA.
Mientras que la segunda prohíbe el ingreso de todos los productos y subproductos cárnicos, para fines comerciales, a través de encomiendas, equipaje, entre otros; estos al ser identificados en fronteras terrestres, puertos y aeropuertos serán decomisados y destruidos.
Las autoridades indicaron que estas disposiciones tienen como objetivo la protección de producción porcícola nacional, sin embargo, aclararon que la PPA no afecta la salud de las personas por consumo o contacto con los animales.
Por su parte, Asociación Salvadoreña de Porcicultores (Asporc) agradeció las restricciones anunciadas por el MAG para proteger al sector y aseguraron tienen la capacidad de suplir la demanda nacional.
«Los productores contamos con la capacidad de suplir la demanda de consumo con carne de cerdo fresca de excelente calidad y producida en El Salvador. Estamos trabajando en el estricto cumplimiento de los protocolos de bioseguridad para de continuar resguardando y garantizando la excelente salud animal de nuestros hatos», señalaron en un comunicado de prensa.
ALERTA INTERNACIONAL
Esta enfermedad no aparecía en el continente americano desde hace 40 años de ausencia y fue detectada recientemente en cerdos domésticos en Alemania. La peste porcina africana afecta a muchos países, y ocasiona sacrificios masivos y considerables pérdidas económicas a los productores.
A finales de julio, se registraron casos en República Dominicana, los primeros en «cerca de 40 años», según la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE), que pidió «acciones urgentes» para frenar el avance de esta enfermedad viral.
Pese a las alertas, los expertos aclaran que la PPA, por ahora no representa riesgo para las personas y solo implica quebrantos a la salud de porcinos, es decir, cerdos y jabalíes, los cuales registran fuerte fiebre, pérdida de apetito y hemorragias cutáneas, entre otros los síntomas. El índice de mortalidad puede llegar al 100%, afirma la OIE.
Además, ninguna vacuna ni tratamiento desarrollado en la actualidad ha demostrado hasta el momento ser eficaz.
Expertos explican que el virus está presente en todos los líquidos corporales y es muy resistente. Se transmite de un animal a otro por contactos directo entre cerdos, a través de los movimientos en vehículos, por personas procedentes de zona infectadas, así como por intermedio de alimentos.
EN EXPANSIÓN
«A raíz de su epidemiología compleja, la enfermedad se propagó rápidamente de manera reciente, afectando a más de 50 países en África, Europa y Asia desde 2018», recuerda la OIE.
Entre ellos China, India, Vietnam, Indonesia, Rusia, Italia, pero también hace poco Alemania, primer productor porcino en Europa. España y Francia, segundos productores europeos, han salido indemnes por el momento.
De todos modos, estos países han batallado contra la enfermedad en el pasado tras casos aparecidos en la península ibérica a partir de 1957.
En 2018 y 2019, la peste porcina africana diezmó al ganado porcino chino, desorganizando el abastecimiento de este mercado, el primero del mundo por el consumo, pero también por la producción de carne de cerdo. Desde entonces, el país reconstituyó prácticamente todo su ganado a gran velocidad y un costo altísimo.
El virus puede tener duras repercusiones para los productores. Cuando un criadero está contaminado, todos los animales son sacrificados.
Los países en los que se detecta el virus pierden su estatus fitosanitario, lo que implica una limitación o incluso una prohibición en la comercialización no solo de cerdos vivos sino también de alimentos producidos con carne porcina.
Por ejemplo, un país como Alemania es muy dependiente de la venta al extranjero. La pérdida de este mercado genera excedentes y provoca la caída de los precios, por ello los estados negocian generalmente acuerdos de «regionalización», para que sus regiones indemnes puedan seguir exportando.