No obstante es poco probable que los dos gigantes del sector, Christie’s y Sotheby’s, igualen los resultados de 2022, el año de todos los récords, con unas ventas que superaron los 16.000 millones de dólares.
«No es el momento más alto del mercado, pero sigue estando muy fuerte», dice a la AFP Emily Kaplan, corresponsable de las ventas de otoño del siglo XX en Christie’s, que entre el 7 y el 11 de noviembre espera recaudar entre 723 y 1.000 millones de dólares.
Muchas de las obras que salen a la venta a partir de este martes han permanecido en manos de grandes coleccionistas privados que construyeron su acerbo con mimo exquisito y a menudo de manos directamente de los artistas, de los que llegaron a ser mecenas.
Es el caso de Emily Fisher Landau, una de las mayores coleccionistas privadas del mundo fallecida el pasado marzo a los 102 años, cuya joya de la corona, «La mujer con reloj», que el artista español Pablo Picasso pintó en 1932, su año más prolífico, sale al mercado de la mano de Sotheby’s con un precio de 120 millones de dólares.
Fisher Landau compró este retrato de Marie-Thérèse Walter, la «musa dorada» del pintor malagueño, en 1968, y fue «la piedra angular de su colección durante más de cinco décadas», explica Sotheby’s, que espera recaudar solo con la venta los cuadros de esta coleccionista de excepción al menos 400 millones de dólares.
Amiga y mecenas de artistas contemporáneos estadounidenses, en 2010 donó más de 400 obras al Museo Whitney de Nueva York, y otras muchas integran el Fisher Landau Center for Art en la Ciudad de Long Island, en el estado de Nueva York.
Entre los artistas representados en su colección destacan trabajos de Ed Ruscha, Jasper Johns, Mark Rothko, Andy Warhol, Georgia O’Keeffe, Agnes Martin, Keith Haring, Robert Rauschenberg, Louise Nevelson, Cy Twombly, Glenn Ligon, Nan Goldin, Mark Tansey, Robert Mapplethorpe.
Otro plato fuerte de la oferta de la casa competidora Christie’s el jueves es el «Le bassin aux nymphéas» de Claude Monet, con un precio de salida de 65 millones de dólares. «Una obra de calidad museística en manos privadas», dice la especialista Imogen Kerr.