En el mundo, la comunicación ha evolucionado de formas inimaginables, permitiendo que la distancia y la temporalidad no sean barreras para expresarnos e intercambiar ideas con otros. En estos avances, las discapacidades físicas también han podido ser superadas y una prueba de ello es el Braille, un sistema que ha ayudado a miles de personas en el mundo.
Por eso, cada 4 de enero se conmemora el Día Mundial de Braille, una fecha para recordar la importancia de este sistema de comunicación para las personas con discapacidad visual en el mundo y que fue establecido por la Organización de las Naciones Unidas (ONU)
Según la ONU, esta fecha fue establecida con el «fin de crear mayor conciencia sobre la importancia del braille como medio de comunicación para la plena realización de los derechos humanos para las personas no videntes y con deficiencia visual».
La fecha fue elegida porque corresponde con el nacimiento de Louis Braille, cuyo natalicio se registró el 4 de enero de 1809. Braille nació en París, Francia y, a sus 15 años, destacó como alumno del Real Instituto para Jóvenes Ciegos de París, donde inventó un sistema táctil del alfabeto, con seis puntos de relieve, distribuidos en tres filas y dos columnas.
Este sistema buscaba representar las letras, números y símbolos de la mayoría de lenguas romances del mundo. Con estos puntos se pueden obtener hasta 64 combinaciones diferentes, permitiendo un sistema de lectura para personas con discapacidad visual.
Este sistema se popularizó rápidamente en toda Europa y, en 1916, llegó a América del Norte y el resto del mundo. A partir de este momento, miles de libres han sido adaptados a Braille, así como también latas de productos alimenticios en sus fechas de caducidad, entre otros elementos del lenguaje escrito.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), aproximadamente unas 36 millones de personas en el mundo padecen algún grado de ceguera, mientras que otras 216 millones poseen alguna discapacidad visual moderada o grave.