Los precios del petróleo cayeron este lunes a su nivel más bajo desde inicios de año, lastrados por un contexto de demanda incierta tras el anuncio de nuevos muertos por COVID-19 en China, que podría frenar la flexibilización de las medidas sanitarias.
El precio del barril de petróleo de Texas (WTI, por sus siglas en inglés) para entrega en diciembre retrocedía 5.66 % hasta los $75.55, mientras que el Brent -referencia en Europa- para entrega en enero perdía 5.48 % hasta alcanzar los $82.84.
China registró el domingo su primera muerte por COVID-19 desde mayo, provocando temores de nuevos confinamientos en la segunda economía del mundo.
El país asiático es el primer importador mundial de bruto y «los temores respecto a la demanda moderaron el aumento de los precios desde el inicio del año […] mientras que, en junio, el alza era de 50 %», señala Richard Hunter, analista de Interactive Investor.
En una señal de que la caída de la demanda empieza a tener un efecto concreto, «las reservas de petróleo en alta mar (con crudo almacenado en portaaviones) están en su nivel más alto desde mayo de 2020, lo que podría traducirse en un aumento de las reservas en tierra», señala Giovanni Staunovo, analista de UBS.
UBS considera que las reservas «deberían disminuir a finales de año con la caída de la producción de la OPEP+, la limitación de las exportaciones rusas y el fin del uso de las reservas estratégicas estadounidenses».
Queda por ver cómo reaccionará la OPEP+ a la caída de los precios. La alianza se reunirá en Viena a principios de diciembre.