El presidente de ARENA, Carlos García Saade, aseguró en una entrevista que la población salvadoreña «estaba mejor» cuando ese partido político -actualmente sumido en crisis interna y salpicado por escándalos de corrupción- gobernaba el país.
«Lo que pasa que la gente ha visto que cuando gobernaba ARENA estaba mejor. Hablo de las municipalidades, hablo cuando teníamos mayoría en la Asamblea (Legislativa), hablo incluso de una presidencia de la república», aseguró García Saade.
Pero fue precisamente en las administraciones areneras que nacieron y se fortalecieron las pandillas en El Salvador, las cuales con su accionar dejaron luto y dolor en la población honrada, que ahora vive en seguridad.
Los gobiernos areneros de Alfredo Cristiani y de Armando Calderón Sol vieron nacer, desarrollarse y fortalecerse estos grupos criminales; sin embargo, no implementaron acciones para frenar sus acciones delincuenciales.
Los planes «Mano Dura» y «Súper Mano Dura» que se aplicaron durante las administraciones areneras de Francisco Flores y Antonio Saca, respectivamente, tampoco fueron efectivos para combatirlos.
Las gestiones de Cristiani, Calderón Sol, Flores y Saca también estuvieron marcadas por nuevos impuestos, privatización de activos públicos, corrupción, incremento del costo de la vida, entre otros factores que incidieron negativamente en la población.
García Saade también olvida que los gobiernos municipales areneros malversaron decenas de millones de dólares que desde el gobierno central les eran transferidos para llevar obras y proyectos a las comunidades y mejorar con ello la calidad de vida de sus habitantes.
La Asamblea Legislativa, por su parte, bajo el control de la bancada de ARENA impuso su voluntad en la elección a conveniencia de funcionarios de segundo grado, la aprobación de leyes en detrimento de los sectores más necesitados y la asignación de fondos públicos a oenegés con vínculos políticos-partidarios, entre otras acciones.
«Nosotros como ARENA podíamos hacer cosas muy buenas y la gente se empieza a recordar de eso», afirmó García Saade, olvidando que diversas encuestas indican que la preferencia política de la población hacia los partidos tradicionales, incluyendo el FMLN, es casi nula. De mantenerse, ambos partidos de oposición van camino a desaparecer.