Desde que asumió como gobernante, el presidente Nayib Bukele ha impulsado una potente transformación del Estado salvadoreño, llevando al país a mejores condiciones de vida. Lo más evidente es que la guerra contra las pandillas ha garantizado la paz de El Salvador por primera vez en la historia.
Internacionalmente es un hito pasar de ser el país con más homicidios del mundo a ser la nación más segura del continente. A nivel doméstico, esa transformación ha sido fundamental para rescatar los territorios que los gobiernos de ARENA y del FMLN entregaron a las pandillas. Las maras llegaron a tener tal poder en colonias, barrios, cantones y caseríos que el terror empapaba cualquier faceta de la vida, desde la economía hasta las relaciones sociales, impidiendo el libre desarrollo de las personas, pero también de los negocios y el comercio.
Los restaurantes de comida rápida y las telefónicas no llegaban a las comunidades «más calientes» porque ponían en riesgo la vida de sus colaboradores, además de los costos elevados por el pago de extorsiones. Lo mismo pasaba con las empresas de servicios públicos, que se veían imposibilitadas de atender a sus clientes.
Sacar a decenas de miles de criminales de las calles ha transformado al país. Ahora, el tejido empresarial crece y se desarrolla en todas partes, fomentando a pequeños emprendedores que antes no habrían podido sacar adelante sus iniciativas sin tener que haberle entregado una parte sustancial de sus esfuerzos a las estructuras delincuenciales.
Esta paz también ha llevado seguridad jurídica a las empresas nacionales y extranjeras que se encuentran más satisfechas. De hecho, por tercer año consecutivo, las compañías transnacionales que operan en el país obtuvieron más de $1,000 millones en utilidades. Gracias a la confianza que les brinda el país, la mayoría decidió no llevarse los capitales de El Salvador, sino reinvertirlos para ampliar sus operaciones.
Esta semana, la empresa AES El Salvador, un conglomerado de distribuidoras de energía eléctrica, anunció que la electrificación en el país ha llegado al 98 %, pero también se ha garantizado el suministro de energía.
Las múltiples inversiones privadas en el sector eléctrico, además, han diversificado la matriz energética con proyectos de energía renovable. En estos momentos, por ejemplo, el país tiene plantas eólicas y plantas solares. Una de estas últimas está ubicada en Meanguera del Golfo, la cual suministra electricidad a las islas de Meanguera, Zacatillo y Meanguerita.