El fracaso contundente que Joe Biden vivió el martes pasado al no reunir el respaldo de los 60 congresistas que son necesarios para iniciar la discusión de su propuesta en el Senado sobre la reforma electoral ley para el pueblo es un claro ejemplo de que, aunque la Cámara Alta se divide en 50-50, no todas las promesas del presidente serán cumplidas sin el apoyo de por lo menos 10 republicanos.
El director ejecutivo de Alianza Américas, Óscar Chacón, definió que toda iniciativa introducida en el Senado debe ser respaldada, como requisito mínimo, con 60 votos para un primer escalón hacia el debate de los parlamentarios. De no contar con esa cantidad, el proyecto queda estancado.
Este bloqueo en la Cámara Alta, aunque los demócratas mantengan el apoyo de la vicepresidenta Kamala Harris, es posible por medio de la regla del filibustero, que pone en aprietos a la mayoría simple y hace que una minoría entrampe el proyecto.
Este es un poderoso escudo que los republicanos no dudan en usar y que mata las esperanzas de los demócratas, al frente de la Casa Blanca, la Cámara de Representantes y con la mitad en el Senado, pues imposibilita aprobar toda iniciativa para convertirla en ley.
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«El voto nos demuestra lo increíblemente complicado que es aprobar cualquier ley utilizando el canal convencional para el aval en el Senado […]. Un congresista puede impedir una propuesta de ley con un voto de procedimiento, y si logra los 60, no hay debate; entonces, la propuesta pasa al pleno y ahí sí se puede aprobar con 50 votos por su mérito, pero primero debe superar la traba del filibustero», señaló Chacón.
Pese a la primera obstrucción, este no es el único recurso con el que cuentan los demócratas; de acuerdo con la normativa parlamentaria, los senadores del partido mayoritario, que en este caso son ellos —únicamente por el voto extra de Harris—, pueden presentar hasta tres propuestas de ley en un año vinculadas con ingresos tributarios o finanzas públicas, es decir, con relevancia presupuestaria.
«Si hay propuestas relacionadas con egresos o ingresos del Gobierno federal, el Senado permite que se aprueben bajo el procedimiento de reconciliación, que ya se ocupó una vez para aprobar el estímulo de $1.9 billones en ayuda de familias afectadas por la pandemia», comentó el director.
La negativa de los republicanos en una reforma electoral preocupa a la comunidad hispana «porque hace pensar en el panorama de lo difícil que sería aprobar una reforma a la política de inmigración en el Senado por medio de los procesos ordinarios de aprobación de leyes. Seguramente se enfrentaría la misma suerte», agregó el experto.