Actualiza con nueva cifra de muertes por IHR, rechazo del informe médico por parte del padre de Amini, reunión del presidente iraní, nuevo balance de Zahedán.
Irán vivió este sábado una nueva jornada de protestas marcada por enfrentamientos callejeros y trabajadores en huelga, casi cuatro semanas después de la muerte de Mahsa Amini, que desencadenó una ola de condenas en el mundo y una sangrienta represión.
Amini, una mujer kurda iraní de 22 años, fue detenida el 13 de septiembre por la policía de la moral en Teherán por supuestamente no respetar el estricto código de vestimenta para las mujeres en Irán, que les obliga a llevar el velo, y murió tres días después en un hospital.
El fallecimiento de la joven desencadenó una ola de protestas en el país y movimientos solidarios en todo el mundo.
Las manifestaciones, las más importantes en Irán desde las de 2019 contra el aumento del precio de la gasolina, fueron reprimidas con sangre.
El viernes, las autoridades iraníes afirmaron que la muerte de la joven no fue causada por «golpes», sino por las secuelas de una enfermedad. Pero su padre, Amjad Amini, rechazó el informe médico en una entrevista con Iran Internacional, una cadena de televisión en persa con sede en Londres. «Vi con mis propios ojos cómo salía sangre de las orejas y del cuello de Mahsa», dijo.
El informe de la Organización Médico Legal iraní no logró aplacar las protestas. El sábado hubo manifestaciones en varios barrios de Teherán, la capital, así como en Isfahán, Karaj, Shiraz y Tabriz, entre otras ciudades.
Según la oenegé Iran Human Rights (IHR, con sede en Oslo), al menos 95 personas han muerto desde el 16 de septiembre. El gobierno, en cambio, afirma que la cifra es de 60 muertos, entre ellos 12 policías.