La producción de drogas sintéticas sigue disparándose en Asia porque la delincuencia organizada aprovecha la pandemia y la inestabilidad política en Birmania para aumentar sus beneficios, advirtió el lunes Naciones Unidas.
En 2021 se incautaron más de mil millones de pastillas de metanfetamina, es decir 172 toneladas, en el este y el sudeste de Asia, un récord, según datos preliminares de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD).
Las incautaciones eran siete veces menores hace una década.
«La escala y el alcance del comercio (…) son asombrosos», afirmó en un comunicado Jeremy Douglas, representante regional de la ONUDD para el Sudeste Asiático y el Pacífico.
El «Triángulo de Oro», en las fronteras de Birmania, Laos y Tailandia, ha sido durante décadas el centro de la producción de drogas en la región.
Y desde la crisis sanitaria y el golpe de Estado de 2021 contra Aung San Suu Kyi, que sumió a Birmania en el caos, las organizaciones criminales «tienen todos los ingredientes para seguir desarrollando su actividad», señala Jeremy Douglas.
Dada la abundancia de oferta, los precios al por mayor y al por menor han caído a niveles históricamente bajos en países como Tailandia y Malasia.
La droga «se ha vuelto mucho más accesible para quienes antes no podían pagarla», señala Kavinvadee Suppapongtevasakul, analista regional de la ONUDD.
«Las consecuencias sociales del aumento del consumo son importantes, sobre todo porque los servicios sanitarios apropiados y de reducción de riesgos siguen siendo limitados en toda la región», añadió.
Desde los laboratorios clandestinos de la selva del estado de Shan, en el este de Birmania, los grupos criminales birmanos, de Hong Kong y de Macao transportan la droga a Tailandia, Laos y Malasia. A continuación, suministran a Indonesia, Filipinas, Japón, Australia y Nueva Zelanda.
