El nuevo mecanismo de acceso al asilo para los migrantes de Haití, Cuba, Nicaragua y Venezuela con 30,000 cupos al mes no resolverá la vida de poblaciones que huyen de sus países de origen, criticó el director del Centro de Recursos Centroamericanos (CARECEN), Abel Núñez.
Con la extensión del Título 42 para expulsar de inmediato a los migrantes de estos cuatro países que ingresen de manera irregular, el Gobierno de Joe Biden propuso un proceso de permiso humanitario, pero con ciertos requisitos a completar.
Para que un migrante pueda acceder, debe permanecer en su país de origen donde ya corre peligro y contar con un patrocinador en Estados Unidos para trasladarse en avión a dicho país. Esto representa un primer muro para Núñez porque significa que las personas requieren necesariamente de un contacto o alguien con quien ya tenga relación para demostrar ser elegibles.
«Este es un programa que ordena la migración a la Patrulla Fronteriza, no a las personas que buscan refugio», recalcó Núñez, además, dijo que «los únicos que podrán entrar son las personas con bienes, porque los que tienen relaciones aquí son los que han podido viajar como turistas en el pasado, por eso es un programa diseñado para personas con bienes y no para las comunidades desamparadas que buscan refugio».
Respecto a este paso, Núñez detalló que todavía quedaban vacíos al no tener claro si el patrocinador podría realizar el primer paso para el proceso del permiso o únicamente es responsabilidad del migrante.
Además, aunque Biden dijo que este programa ha tomado como modelo el «Unidos por Ucrania»; existe un brecha entre el proyecto lanzado para los migrantes ucranianos pues este no tiene un límite de cupos. El proceso de migración legal para Haití, Nicaragua, Cuba y Venezuela es de 30,000 espacios cada mes, comentó.
«Es un reflejo de que en Estados Unidos prefieren a las personas de ascendencia europea, blancas, y no personas mestizas o morenas. Aquí hay un racismo que juega en la política de Estados Unidos, independientemente al partido político», recordó.
«Si bien en Ucrania hay una gran tragedia, lo mismo se puede decir de Haití, Nicaragua, Cuba y Venezuela. Todos merecen el mismo refugio, es lo que buscaban los venezolanos en un principio, pero se lo concedieron como un programa de segunda clase», aseveró.