Tras los devastadores terremotos que acontecieron en enero y febrero de 2001, San Vicente perdió varios edificios de valor histórico y patrimonial. Uno de ellos fue el icónico cine Jiboa.
El edificio era uno de los pocos lugares que albergaban un espacio en el que los vicentinos disfrutaban de diferentes presentaciones de arte y cultura, convirtiéndolo, además, en una joya de valor sentimental y sana diversión.
El Jiboa fue construido en 1957 y en sus inicios exponía una de las artes más populares en el mundo: la cinematografía, pero con el transcurso del tiempo y el deterioro del cine análogo se vio obligado a evolucionar, dando paso a un teatro y, posteriormente, a su cierre definitivo.
Un grupo de vicentinos inquietos por que su ciudad recuperara una de sus joyas arquitectónicas se propuso un sueño que está a punto de volverse realidad; eso sí, proyectando un lugar de acuerdo con novedosas propuestas de arquitectura y tecnología.
El reconocido sacerdote vicentino Juan Vicente Chopín ideó la construcción de un espacio cultural en el predio del antiguo cine y su iniciativa pronto tuvo eco entre los miembros de SanviPuede, una asociación de desarrollo fundada en 2015 y que trabaja para el beneficio de la ciudad.
De esta manera, en 2017 comienzan los esfuerzos (en conjunto con la sociedad civil, la comuna y el Gobierno Central) para lo que será el nuevo cine Jiboa, que combinará «la esencia del que todos los vicentinos recuerdan y añoran», además de un ambicioso proyecto cultural.
Los planes
Según Diego Marinero, presidente de SanviPuede, el hecho de que la sociedad civil vicentina persistiera en la construcción del cine Jiboa fue clave, ya que de esta manera se logró que diversas instituciones gubernamentales se sumaran al proyecto. «Querían hacer del cine oficinas de Injuve. Lo llevaron a consulta ciudadana, pero todos los vicentinos dijeron que no. De ahí surgió el interés de construir el Jiboa y se comenzó el trabajo articuladamente con las instituciones», dijo.
Con un firme propósito y toda la disposición de dar a san Vicente un nuevo cine, se comenzó la búsqueda de los fondos que darían vida a la obra.
Por ello, en 2019 se firmó un convenio entre SanviPuede y el Ministerio de Justicia y Seguridad Pública, que otorgó $500,000 de su presupuesto, provenientes de la Contribución Especial para la Seguridad Ciudadana y Convivencia (Cesc).
Asimismo, a finales de ese mismo año, se logró la acreditación de $500,000 más por medio de la gestión que la asociación logró con el Ministerio de Cultura.
La alcaldía se unió donando la carpeta técnica del proyecto, ya que era un requisito que la asociación debía cumplir como parte de las exigencias que el Ministerio de Justicia pedía para preservar el monto destinado para el proyecto.
Marinero expresa que la tarea no ha sido fácil, pero «se ha logrado trabajar sin tintes políticos para la construcción del cine», acción que lo llena de mucha satisfacción, ya que considera que al final todos se han unido para cumplir el mismo objetivo.
Espacio para múltiples expresiones
El edificio para el nuevo Jiboa, diseñado por los arquitectos Miguel Quinteros y José Tejada, contempla dentro de las instalaciones salones multifuncionales destinados a escuelas de música, danza y pintura, así como una librería, una sala de cine y teatro. Todo estará distribuido en los tres niveles que tendrá el edificio.
Para Josué Avoleván, vicepresidente de SanviPuede, el espacio permitirá una concentración de las escuelas y academias existentes en el municipio como parte de un convenio llevado a cabo con la comuna vicentina para favorecer la autosostenibilidad de recinto.
«Hemos pensado en todo. Queremos que el cine sea autosostenible. Por eso acordamos con la alcaldía que, en lugar de pagar por el alquiler de casas que albergan las distintas academias de cultura auspiciadas por la comuna, es mejor que alquile las instalaciones del cine y de esta manera se apoya financieramente al mantenimiento de un lugar que es de todos los vicentinos», dijo.
Avoleván expresó que, tras 19 años de espera, la ciudad «cuna de músicos y artistas», al fin tendrá un espacio idóneo para las diferentes expresiones de arte.
«San Vicente siempre se ha caracterizado por ser una de las ciudades más influyentes en la proyección artística y cultural. Estamos cerca de lograr lo que un día como vicentinos soñamos», señaló.
De acuerdo con los constructores, el nuevo Jiboa se llevará a cabo en dos fases. La primera será la edificación gris, que tardará alrededor de ocho meses. Luego viene la adecuación de los espacios para las diferentes escuelas y academias. Para esta última etapa aún no hay tiempo definido.