El Gobierno del presidente Nayib Bukele ha hecho de El Salvador el país más seguro del continente americano, con lo que ha logrado revertir las tres décadas en las que ARENA y el FMLN nos llevaron al ominoso primer lugar de las naciones más peligrosas del mundo.
Los viejos políticos de ARENA-FMLN, no contentos con hacer del país «la capital del asesinato», se dedicaron a buscar pactos con las pandillas, esas estructuras criminales que habían llevado el luto a millares de familias salvadoreñas e impuesto su control en las comunidades a base de brutales golpes de terror.
Después de un poco más de tres años del Gobierno del presidente Bukele, las cosas en el país han cambiado sustancialmente. Ahora El Salvador atrae a millares de turistas que vienen no solo por las mejores olas del mundo, que están en nuestras playas, sino también porque hay un evidente cambio en la seguridad, a tal punto que es viable caminar con total tranquilidad y confianza para disfrutar a toda hora de la belleza del Centro Histórico de San Salvador, otrora un pueblo fantasma al caer la noche.
Sin embargo, se trata de una tarea enorme y de largo aliento. No se puede sacar al país de la lista de los más peligrosos del mundo en pocos días y tener resuelto todo el tema de seguridad. Hay muchos temas que deben trabajarse a profundidad, y, sobre todo, mantener el esfuerzo. Por eso hemos visto a las autoridades de seguridad pública ser mucho más eficientes ahora para resolver los pocos asesinatos que se reportan. Al no tener 50 casos diarios, las unidades de investigación pueden dedicarse a trabajar y lograr resultados mucho más rápidos.
Las herramientas legales que proporciona el régimen de excepción han permitido también disolver estructuras criminales que estaban muy bien ocultas, dedicadas al lavado de dinero de las operaciones ilícitas como el sicariato, el tráfico de droga y las extorsiones. Estos esfuerzos no se pueden olvidar de un día para otro, sino que tienen que mantenerse para evitar que las pandillas se recuperen. El objetivo del Plan Control Territorial y del régimen de excepción es la eliminación total de las pandillas. Solo los aliados de las maras son enemigos de la consolidación de la seguridad en el país. Solo ellos se oponen a la guerra contra las pandillas.
Todas las encuestas lo confirman: el pueblo salvadoreño apoya de forma unánime las medidas que el presidente Bukele tomó en materia de seguridad. Este es el rumbo correcto y no habrá nada que impida continuar por esa senda.