«Para mí, saber que Dios tenía una cita planeada esta noche significa que no había posibilidades que esa cita fuera revocada. Yo necesito darles una explicación […] La gente va a decir que si la organización, que si el empresario, nada que ver. El empresario se ha portado como un caballero esta noche y la organización ha sido perfecta, todo ha sido maravilloso, pero hay imponderables que uno no calcula», fueron las primeras palabras con las Ricardo Montaner se presentó al público y aclaró el retraso que tuvo.
Al escenario se presentó a las 11:45 p. m. Las luces empezaron a bajar de intensidad y los músicos se comenzaron a preparar para dar inicio a un concierto que duró más de dos horas. La canción con la cual inició y subió la energía de sus fanáticos fue «La cima del cielo». Siguió con «Será», «A dónde va el amor» y «El poder de tu amor». Luego hizo una larga pausa para explicar la razón del por qué no logró cumplir con la hora de salida.
«A la 1:30 de la tarde, hora de ustedes, yo estaba paradito frente al vestíbulo del aeropuerto donde está el avión que me traía. Desgraciadamente, al avión se le estropeó la computadora y ustedes comprenderán que ni de vaina me subía yo a esa cosa. Me dicen no te preocupes que te tenemos otro. Venía de Carolina del Norte, yo estaba en Fort Lauderdale y no llegaba, no llego. Dicho esto, probamos con un tercer avión y estoy diciendo la verdad. Como yo sé que están aquí los periodistas maravillosos, lo hice a propósito para que se quedaran y poder decirlo todo. El tercer avión venía de Nasáu y gracias a Dios llegó. Cuando vi que eran las 7:30 de la noche estaba desesperado, no hallaba qué hacer. Le hablaba a Marlen por teléfono y le decía mi amor no sé qué voy hacer y me dice “Lo mejor que puedes hacer es cuando llegues allí te pares frente al micrófono y le digas a esas miles de personas la verdad, que es lo más importante”», compartió.
Conforme avanzaba el concierto y hacía pausas para descansar su voz, ya que aparentemente se encontraba mal de la gripe (versión que confirmó cuando presentó a «Mono», uno de los integrantes de la agrupación), el artista no dejó de hacer bromas sobre su retraso, al tiempo que manifestaba la emoción de presentarse, nuevamente, en tierras cuscatlecas.
«Esta noche, para mí, es una fase de una gira que lleva más de 150 presentaciones y yo quiero hoy, aquí en El Salvador, después de tantos años que no vengo, ofrecerles mis mejores canciones y lo más importante es dejarles mi alma para que se la lleven a su casa. Que Dios los bendiga y ¡qué viva El Salvador, carajo!», expresó muy emocionado.
Por un instante, dejó de lado el romanticismo e hizo bailar a los salvadoreños al ritmo de la conga, momento que aprovechó para subir a una fanática al escenario. Después, el romanticismo volvió a presentarse, pero en esta ocasión fueron los asistentes quienes eligieron qué canciones escuchar. Montaner los complació cantando a capela varias melodías que no se encontraban en su repertorio. «Te echo de menos» y «Yo fumo», dos de las canciones de su reciente álbum Tango, también fueron interpretadas por el venezolano, quien cerró su presentación con una de sus canciones más significativas y pedida por el público «Me va a extrañar».
Montaner dijo adiós en la madrugada del sábado desde el Complejo Estadio Cuscatlán, un concierto producido por All Stars Promotions y patrocinado por «Diario El Salvador».
TRES GRANDES VOCES COMO TELONERAS
El inicio del concierto estuvo a cargo del trío pop lírico Opus 503, quienes comenzaron cantando «O sole mío», siguieron con «Granada» y «El toro enamorado de la luna». Luego viajaron con el público hasta los años setenta y los hicieron sentir en Nueva York con la canción compuesta por John Kander y Fred Ebb que lleva ese mismo nombre.
Opus 503 está integrado por José Guerrero, Mauro Iglesias y Esaú Osorio, quienes a través de un formato fresco interpretan grandes piezas liricas o piezas de corte popular. Recientemente han presentado su cuarto disco bajo el nombre de OPUS 503 Gold. Este año también fueron reconocidos por el Centro Español y la Embajada de España con la presea de La Cruz de Santiago.