En Sonsonate, en 1899, nació uno de los escritores y artistas más representativos de la historia de la literatura salvadoreña. Salvador Salazar Arrué, Salarrué, es conocido por haber creado un mundo narrativo destacado, aunque pocos saben que también se dedicó a la pintura, a la escultura y a la actuación.
Este 22 de octubre se cumplieron 121 años del nacimiento de Salarrué, seudónimo que el artista ocupó desde 1926 hasta el fin de sus días.
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Reconocido como una de las voces más fuertes y fundamentales de la literatura salvadoreña, su vida estuvo llena de grandes aportes a la actividad cultural.
Sus éxitos en la literatura iniciaron en 1929, cuando publicó los relatos fantásticos de «O-Yarkandal». Pronto, en 1931, en el semanario costarricense «Repertorio americano», se publicó la primera entrega de «Cuentos de barro», con una nota de presentación firmada por la escritora chilena Gabriela Mistral. Luego, en 1945 se puso en circulación la primera recopilación de «Cuentos de cipotes».
Posteriormente, Salarrué colaboró como escritor en la primera edición de la revista «Cultura», en 1955, del entonces Ministerio de Cultura, junto con Hugo Lindo y otros escritores de la época, con el texto «Sagitario en Géminis o el conjuro del centauro». En la larga labor de Salarrué, además, se incluye la de agregado cultural de la embajada de El Salvador en Estados Unidos.
El escritor falleció a la edad de 76 años, en su casa de residencia en Planes de Renderos, el 27 de noviembre de 1975.