El Salvador está viviendo la etapa más segura de su historia. Gracias al éxito del Plan Control Territorial, que impulsa el presidente Nayib Bukele, en conjunto con el régimen de excepción, en el país han sido enviados a prisión más de 64,000 pandilleros y colaboradores de estructuras criminales.
Los salvadoreños, de este modo, han ganado seguridad, tranquilidad y la posibilidad de disfrutar de su trabajo sin el temor de que los mareros se lo arrebaten a la fuerza al quitarles, incluso, la vida.
Esta es una de las razones por las que el pueblo salvadoreño apoya incondicionalmente al presidente Bukele, con tasas de aprobación que superan el 90 %, como lo demuestran incluso las encuestas organizadas y dirigidas por medios de oposición.
Para los detractores del presidente Bukele, el aumento de la seguridad es un riesgo porque les impide volver a tomar el poder del Estado, como lo hicieron durante décadas.
Por esta razón, han lanzado una campaña internacional en la que los altos niveles de seguridad y las caídas drásticas de la delincuencia y la violencia en El Salvador ¡son un riesgo para la democracia! Nada más absurdo y lejos de la realidad.
Cualquier persona en El Salvador se siente ahora con más libertad para circular por todas partes a cualquier hora que como había hecho en el pasado. Es más, ahora puede visitar a los parientes que antes no podía porque las pandillas se encargaban de eliminar al que no fuera de esa área.
Sin embargo, para publicaciones internacionales, como «The Economist», los avances en la seguridad pública «ponen en riesgo la democracia». Se basan en reportes distorsionados por voceros de la oposición y sus órganos de propaganda, que sostienen que un gran porcentaje de la población ha sido capturada y se encuentra en prisión injustamente.
Y eso es simple y llanamente desinformación. La desarticulación de las pandillas es un hecho y ha sido posible gracias al régimen de excepción y al Plan Control Territorial que han aumentado la efectividad de las fuerzas de seguridad.
Gracias a ello, los salvadoreños tienen libertades que antes no tenían porque el crimen organizado se las había arrebatado. Entonces, ahora hay más respeto a los derechos humanos de lo que había antes. Las elecciones del próximo año tendrán una amplia participación de partidos políticos y los comicios se desarrollarán en completa seguridad y libertad, sin que haya ninguna coacción para el sufragio, como hacían algunos empresarios que obligaban a sus trabajadores a votar por ARENA.