Haber padecido la COVID-19 es una experiencia que Concepción Gavidia de Martínez, de 83 años, no olvida, pues asegura que sufrió mucho y que aún tiene secuelas, por eso considera que es importante vacunarse contra la enfermedad ahora que está a la mano de todos.
Gavidia manifestó que no sabe cómo se contagió de la enfermedad en mayo del año pasado, pero ella decidió quedarse en su casa en la lotificación El Farolito, de San Luis Talpa, La Paz, tomar té natural y uno que otro medicamento recetado.
Dijo que es una sobreviviente de este mortal virus y que, aunque ahora se cuida más, es consciente de que tener las dos dosis de la vacuna la protegerá ante una situación como la que enfrentó, de la que todavía le han quedado molestias en la garganta.
«Gracias a Dios tenemos la vacuna. Ya me puse la primera [dosis] y no he tenido síntomas; al contrario, me he sentido mejor de salud», comentó la octogenaria mientras esperaba recibir la segunda dosis del fármaco.
El Ministerio de Salud (Minsal) llevó el centro móvil al parque central de San Luis Talpa, donde puso a disposición 600 vacunas; de estas, 200 eran para menores de edad y 400, para adultos.
Al darse cuenta de la jornada, María Luisa Albertina Ortiz llevó a su hijo, Carlos Alberto, de 48 años, quien tiene discapacidad física y padece de convulsiones, ya que para ellos fue oportuno que se llevara a cabo la vacunación en el pueblo.
«A él tengo que traerlo por su condición y por eso debe tener sus vacunas contra esta enfermedad. Yo tengo que llevarlo donde los médicos y retirar su medicina, que toma de forma permanente. Traerlo aquí cerca ha sido bueno, porque no puedo andar con él tan lejos», manifestó la madre.
También otros padres asistieron con sus hijos menores de edad y dijeron que ven positiva la estrategia del Minsal con la que avanza la vacunación en el país.