Sin ninguna duda son de las auténticas. Son de las que distribuye una empresa autorizada en El Salvador. Pero en el parqueo que está frente al estadio PNK también están las originales, que con ganas de vender cuestan $40.
La primera en irrumpir en el parqueo es la bogotana, Jessica. Se autodelata con el diminutivo icónica. «Le tengo camiseticas. Toca salirse a rebuscar a la calle, a vender lo que haya. Tengo cosidas de Panamá, pero la mayor parte de cosas son de El Salvador», dijo la suramericana, en charla con Diario El Salvador.

Por su parte, Stephany, posee mayor cuota de carisma. Confía en hacer venta arrebatada antes del juego entre El Salvador y Martinica.
«Hay que apoyar. Todos somos hermanos centroamericanos y suramericanos. Solo ven producto de El Salvador, vamos a apoyarlo», dijo la otra pequeña emprendedora cafetera, Stephany, quien luego se puso a la camisa de la selección cuscatleca.