La llegada de 1 millón de dosis de la vacuna contra la COVID-19 permitirá al Gobierno iniciar una campaña de aplicación masiva para proteger a maestros, adultos mayores y otros grupos vulnerables. Se trata de un esfuerzo combinado de negociación entre los gobiernos de El Salvador y de la República Popular China, pero también con empresas privadas, debido a que este último lote ha sido comprado con fondos públicos.
El Salvador se pone así a la cabeza de las naciones con más vacunas por habitante, lo cual es muy importante, pero todavía es un proyecto en proceso. Es decir, aún hay mucho más camino por recorrer y al mismo tiempo debemos continuar con las medidas de bioseguridad. Hasta ahora, los salvadoreños han entendido que la prevención ha sido la mejor arma en contra del coronavirus. La ciencia ha logrado un hito monumental al desarrollar en tan poco tiempo diferentes opciones de vacunas en contra de la COVID-19, tan es así que el país ya recibió el producto de tres farmacéuticas que se han ido aplicando conforme a la jerarquía que impone la primera línea de combate a la enfermedad y a su disponibilidad.
Durante meses, médicos, enfermeras y demás equipos de trabajadores de la salud, así como policías y militares, lograron contener el avance de la pandemia y fueron ellos, ya que siguen con esa labor, los que la recibieron en primer lugar.
La logística para distribuir este millón de vacunas es muy sofisticada y requerirá hacerlo de manera pronta y expedita en los próximos días, sin importar que sea un feriado. Esto es crucial para los docentes, ya que deben llegar vacunados antes de empezar sus labores de manera presencial con los alumnos. Mientras más protegidos estemos como sociedad, menos chance tendrá el virus de golpearnos.
La vacunación masiva es una muy buena noticia, una más de las que hemos recibido en las últimas semanas, como la renovación en la Asamblea Legislativa —que era una deuda histórica con la nación— y la llegada de jóvenes comprometidos con el pueblo a las municipalidades.
Poco a poco, el país debe regresar a la normalidad de antes de la pandemia. Estamos, sin lugar a duda, ante el enorme reto de la reactivación económica a plenitud, pero también de trascender y crecer para desarrollarnos más como una nación.