La salsa es un género musical de ritmos caribeños que remonta su origen hacia los años sesenta. Los movimientos sensuales hacen que quien lo baile se enganche y cree una conexión especial con su pareja de danza. Fue justamente esta conexión la que atrapó a Henry Urías y a María Elena de Urías, quienes después de 10 años, pueden afirmar que la salsa los unió de por vida.
«Yo iba siempre a bailar en los jueves de salsa; fue un jueves que la conocí a ella. La invité a bailar e iniciamos una relación de baile. Luego le ofrecí clases, pero dejamos de vernos», recuerda Henry.
Sin embargo, el destino los volvió a unir. «En un cumpleaños mío, que cayó jueves, mis amigos me lo celebraron en el lugar de salsa. Nos volvimos a ver allí. En ese entonces estaba el BlackBerry, nos cambiamos el pin, nos comenzamos a escribir y yo comencé a ir a sus clases de salsa», agrega María Elena.
Así comienza la historia de amor de esta pareja, que en la actualidad no solo son un matrimonio sino compañeros de trabajo en la Academia de Baile Style.
Para Henry, María Elena no solo es su esposa y madre de sus hijos, sino su motivación y su mano derecha.
«Agradecido con Dios por tenerla, hoy es mánager de la compañía. Todos los eventos, los shows, son parte de la coordinación de ella. En la parte de salsa siempre sigue aprendiendo, no como bailarina profesional, pero de que baila, baila», relata Henry.
De este amor han nacido tres niños, dos llevan el ritmo en las venas.
«Al primero, Alessandro, de 10 años, no le gusta mucho; el segundo, Matías, de seis años, más o menos; y al tercero, Lucas, de 10 meses, le ponemos música y empieza a moverse», explica Henry.
El apoyo de otros miembros de la familia también ha sido algo fundamental para la pareja, sobre todo al momento de viajar y alejarse de sus hijos.
«CEDER UNAS COSAS, ACEPTAR OTRAS. No es que tengamos que cambiar a las personas porque nos enamoramos por cómo somos».
María Elena de Urías, bailarina.
«Las superabuelas son las que nos salvan con nuestros hijos, porque no tenemos a alguien externo que nos ayude, son ellas dos las que los cuidan», indica María Elena.
Para muchas parejas, el unir familia y trabajo puede ser complicado, ya que todo el tiempo deben pasar juntos y quizá confundan el rol que están desarrollando en cada momento; sin embargo, para Henry y María Elena todo fluye de manera armoniosa y admiten que están muy unidos.
Ella reconoce que, al principio, les costó un poco sincronizar sus actividades, pero al lograrlo hicieron que todo funcionara.
Acordaron poner distancia entre el trabajo y la casa, y aunque en ocasiones tienen muchos compromisos laborales, no pierden de vista el tiempo que dedican a sus hijos: «Si a los hijos se les ha prometido algo, se les debe cumplir, aunque se llegue cansado a casa», concuerdan.
DIOS COMO BASE DEL AMOR
Esta pareja salsera tiene una década de conocerse, cuatro fueron novios y han cumplido seis de matrimonio. Afirman que el principal regente de sus vidas es Dios.
«Una de nuestras prioridades es Dios, y si uno le falla al otro, primero le está fallando a Dios», manifiesta Henry.
«Nuestra relación está basada en confianza y temor a Dios. En esta cuestión de la pandemia ya he escuchado casos que a parejas se les ha complicado la convivencia, y ha habido divorcios; pero en nosotros no, estamos acostumbrados a pasar todo el tiempo juntos», indica la esposa.
El acto de «pedir la mano» también fue en un momento especial para ambos, en especial por el lugar donde ocurrió. «Fue en la iglesia. Tal vez por la parte artística hubiera pensado en un baile, pero quise hacerlo en una parte que no íbamos a olvidar tampoco, más que todo por el compromiso frente a Dios», indica Henry.
El trabajo que ambos llevan a cabo los obliga a relacionarse con diferentes personas y aunque en un inicio hubo celos, actualmente afirman que es una etapa superada.
«AGRADECIDO CON DIOS POR TENERLA. Hoy es mánager de la compañía. Todos los eventos, los shows, son parte de la coordinación de ella».
Henry Urías, bailarín.
«Esa es inseguridad de la persona con la que se está. Creo que pasamos esa etapa cuando anduvimos de novios, pero ante cualquier cosa Dios, y así se nos dio la facilidad de hasta prestar el teléfono. Ella sabe mi clave, qué me dicen y todo. La seguridad de las parejas se va dando poco a poco», expresa el bailarín.
«En la profesión de mi esposo sería imposible tener una relación si yo fuera celosa, porque en cuestión de baile hay contacto físico, pero es de tener claro que es su profesión. Yo siempre lo voy apoyar y nunca hemos tenido problema», relata ella.
María Elena comenta que el matrimonio es un sube y baja, que siempre se van a tener pequeñas diferencias, pero todo puede superarse si la comunicación es permanente, en decirse lo que agrada y lo que no, es decir, cultivar una relación sana y duradera. Comenta que se debe ceder en algunas cosas y aceptar otras.
«No es que tengamos que cambiar a las personas porque nos enamoramos por cómo somos, pero a la hora de convivir hay que adaptarnos, a que seamos uno solo».