Últimamente se ha puesto de moda la frase: «Necesitamos a un Bukele en nuestro país». Es algo que se oye decir en Latinoamérica, en Estados Unidos y hasta en Europa. Todo eso como resultado de las transformaciones que aquí se están llevando a cabo, para las cuales el detonante e impulsor ha sido el desmontaje de un sistema corrupto y obsoleto, así como el combate frontal contra la delincuencia, seguido, por supuesto, por una serie de medidas económicas que han sido audaces, inteligentes y oportunas. A todo esto hay que sumar la apertura y el fortalecimiento de relaciones con países amigos que han decidido confiar en nuestro Gobierno y están siendo parte importante en el desarrollo de la nación.
Sin embargo, que la gente esté diciendo «necesitamos aquí a un Bukele» no les hace mucha gracia a ciertos mandatarios, pues, al parecer, eso les hiere el orgullo y pone sus gestiones en entredicho, además de sentirse acosados por las exigencias de sus ciudadanos para que implementen políticas como las que aquí se ejecutan. Como resultado, algunos han optado por atacar y descalificar las medidas del presidente salvadoreño, como creyendo que con eso levantarán su maltrecha imagen.
Pero en este mundo, diverso en su forma de pensar, también están los que aprueban el modelo Bukele e incluso están pensando en implementarlo, más que todo aquellos países que tienen problemas similares a los que aquí se están solucionando.
LO IMPORTANTE Y NECESARIO PARA SU IMPLEMENTACIÓN
Para replicar este modelo, principalmente en lo que concierne al combate de la delincuencia, no basta con atrapar a criminales y meterlos en prisión. Lo que antes debe hacerse, además de mejorar la infraestructura carcelaria y tomar el control de todos sus recintos, es readecuar las leyes, corregir cualquier vacío que en estas pueda haber y sustituir a los funcionarios judiciales corruptos que, a cambio de sobornos, consiguen que los antisociales retornen a las calles. Pero claro, buena parte de eso es irrealizable si primero no se logra una mayoría en la Asamblea Legislativa, pues aquí, en el país, quedó demostrado que con un Congreso en contra son casi imposibles esos objetivos.
Como podemos ver, para que un modelo como este funcione deben darse o procurarse el mismo tipo de condiciones que han llevado a que aquí sea un éxito. Aunado a eso, el líder que afronte ese desafío, además del valor y el talante necesarios, debe tener un apoyo suficiente e incondicional.
LIDERAZGOS EMERGENTES EN LATINOAMÉRICA PROPONEN IMPLEMENTACIÓN COMO PROMESA DE CAMPAÑA
Las diferentes medidas que tienen a El Salvador liderando la guerra contra la criminalidad están siendo utilizadas como estandarte de campaña en algunos procesos eleccionarios que están por realizarse, principalmente en aquellos países donde la delincuencia se ha desbordado. Pero por lo mismo que expuse en los párrafos anteriores, una cosa es prometerlo y otra muy distinta es conseguirlo. Digo esto porque quien intente algo similar se verá sometido a los ataques, las críticas y las presiones que nuestro mandatario ha recibido por combatir a las pandillas, sin contar las amenazas de sanciones por parte de quienes están en contra de que los pueblos puedan por fin tomar sus decisiones y escoger el camino que más les conviene.