Tuvieron que pasar 25 años para que un académico proveniente de la Universidad de El Salvador (UES) tomara un lugar adentro de la Academia Salvadoreña de la Lengua (ASL).
El esplendoroso intelecto de la doctora Matilde Elena López la llevó a ocupar el sillón «C», para ser la primera académica mujer y proveniente de la UES en lograrlo. Sin duda, su ingreso marcó un parteaguas en la institución.
Un cuarto de siglo después, un hijo de la Minerva ingresa a uno de los círculos académicos más respetados y con representación internacional ante la Real Academia Española (RAE): Raúl Azcúnaga, lingüista y vicerrector académico de la UES.
El 1.o de septiembre pasado, la Academia sesionó y aceptó como miembro de número al letrado, quien el 6 de septiembre recibió una carta solmene anunciándole su ingreso.
El tradicional protocolo manda que, a partir del envío de la misiva, el nuevo miembro cuenta con cuatro meses para escribir su discurso y enviarlo. Se sugiere que el texto rinda homenaje al miembro saliente quien, por lo general, ya se ha despedido del plano terrenal. En este caso, el homenaje será para el doctor Jorge Adalberto Lagos.
El cargo como miembro de número es vitalicio y solo puede dejarse por muerte, por una renuncia, por una causa de fuerza mayor o una expulsión si este no cumple con los requisitos.
El miembro de número recibe una silla o sillón al que se le incorpora la letra asignada. La asignada al lingüista Azcúnaga será la «S».
La investidura académica representa un reconocimiento de alto nivel, en tanto es un círculo reducido y bastante selecto que tiene representación y voz sobre el español nacional ante la Real Academia Española (RAE).
A sabiendas de la responsabilidad y el honor, el también filólogo lo recibe reconfirmando su responsabilidad ante la lengua y literatura, pero también con un orgullo por la UES y a título personal.
«Como hijo de la Minerva, de la UES, en la que he estudiado tres carreras y como trabajador, lo recibo en nombre de ella, institución en la que crecí y a la que me debo. Esto es romper con el distanciamiento entre la UES y los círculos académicos e ilustres. Estamos diciendo que el alma máter se niega a morir y que no solo gradúa, sino que está publicando libros, y produciendo ciencia y tecnología también», expresó Azcúnaga.
En el plano íntimo, estos espacios que se ganan con trabajo intelectual y resultados reafirman y comprometen a seguir.
«Jamás pensé tener este reconocimiento y estoy agradecido. Jorge Lemus, uno de los tres lingüistas con grado de doctorado que hay en el país, me postuló y aquí estamos. Me siento comprometido a continuar investigando y aportando», expresó el laureado.
El ascenso en la esfera intelectual, le mantiene presente su origen y formación. Recuerda que siendo joven aprovechó cuanta oportunidad se le presentó, desde ser becado en la UES para su profesorado y la continua formación con la maestría en derechos Humanos en Educación para la Paz, así como un doctorado en Artes y Letras de América Central con énfasis en Lingüística, de la Universidad Nacional de Costa Rica. Resultado de todo ello, propició la fundación de cátedra de Español Salvadoreño y Lenguas Indígenas, en la Facultad Multidisciplinaria de Occidente, en donde se ha desempeñado como docente y actualmente decano.
Además, lidera la construcción y lanzamiento del primer doctorado en Letras Hispánicas, en la carrera de Letras, para impartirse en Santa Ana y San Salvador.
Además, su investigación de más de una década produjo el primer «Atlas lingüístico pluridimensional de El Salvador (ALPES). Nivel fonético».
Azcúnaga cuenta con la publicación de dos libros más de manera individual, así como la participación en publicaciones colectivas, artículos y posee, al menos, tres libros inéditos en lingüística y otras temáticas.
En su conjunto, todo ese aporte ha valido y ha sido mérito para el ingreso de Azcúnaga a la Academia de la Lengua.
La Academia en corto
Fundada en 1875 y ratificada por la RAE un año después, la institución es la representación lingüística del español salvadoreño ante la instancia madre del idioma.
¿Por qué importa? La ASL descubre, explica y estudia la lengua en el contexto salvadoreño de cara al español universal. Ella puede sugerir ante la RAE definiciones según la acepción local.
¿Quiénes la forman? Por estatuto hay tres tipos de miembros: de número o numerarios, honorarios y correspondientes. Los de número no pueden exceder los 25 miembros, cada uno con una letra del alfabeto, sin incluir al Ñ y K.
¿Quiénes entran? En principio, por ser salvadoreño sí, pero no cualquiera. Los méritos son amplios e incluyen una carrera proba y de contribuciones a la lengua, en este caso al español salvadoreño. Los estatutos establecen que un miembro de número podrá ser un salvadoreño natural o de nacimiento y mayor de 25 años.
EL ACENTO DE LOS SALVADOREÑOS POR ZONA, SEXO Y EDAD EN UN LIBRO
La visión de construir un atlas del español salvadoreño tiene un antecedente hace más de 50 años, por otros investigadores. Mucho antes, escritores como Pedro Geoffroy Rivas también escribieron con detenimiento sobre el español salvadoreño; sin embargo, por lo complejo y lo compendioso de una investigación al respecto solo había indicios.
Con estos antecedentes en mente y tomando como referencia el «Atlas Lingüístico-etnográfico de Costa Rica» (ALECORI), Raúl Azcúnaga se enrumbó en una investigación por más de una década para elaborar el primer «Atlas Lingüístico Pluridimensional de El Salvador (ALPES). Nivel fonético». Publicado en octubre de 2018, bajo el sello de la Editorial Universitaria, el texto logra establecer zonas dialectales apoyado en una colección de mapas que representan la variación de la lengua en El Salvador enfocado en su acento. Es decir, cómo se pronuncian ciertas palabras o letras, según la zona geográfica del país. La investigación se volvió más rica e integral cuando se sumaron dos aspectos más: el género y la edad. Así, se determina cómo hablan las mujeres y hombres, y cómo la edad de estos interviene también en sus acentos y pronunciaciones.
Azcúnaga, de manera muy resumida, señala algunas conclusiones de su amplia investigación. Por ejemplo, logró identificar una variación del corredor de la zona norte de Chalatenango hasta La Unión y el otro de Occidente a la zona Central, esto relacionado con el río Lempa, que era una frontera natural entre los indígenas.
Entre los rasgos identificados está la aspiración de la «S», una característica andaluz de la zona sur de España, que en un principio era un remanente de la colonia; pero que ahora está ya naturalizado. Así, decimos «nojotros», «Jan Miguel», «loj vamos». Es decir, que nos «comemos» la pronunciación de la «S».
También se observó el seseo, que cambia la pronunciación de la «S» por el de la «Z». Decimos «ezo», en lugar de «eso». otro aspecto es que los salvadoreños tenemos una pronunciación fuerte de los fonemas vibrantes. Así, decimos con fuerza la erre de estas palabras: «verdad», «verso», «barco», a diferencia de un costarricense, por ejemplo.