Una historia de más de 60 años guarda la infraestructura donde ahora está el Teatro Cayaguanca, en Chalatenango. Antes, el lugar funcionó por más de 20 años como cine y era el único espacio de entretenimiento de este tipo con el que contaba la población.
El edificio de dos plantas se construyó en cinco años, entre 1950 a 1956, durante la presidencia del teniente coronel Óscar Osorio. Se inauguró el 28 de enero de 1956.
De acuerdo con el coordinador departamental de las casas de la cultura, Víctor Ramos, el nombre de este sitio cultural fue inspirado por un peñón ubicado en la zona alta de San Ignacio, que se llama de la misma manera y que resalta por su gran tamaño. En náhuat significa «piedra que ve a las estrellas».
Muchos chalatecos recuerdan que en el lugar disfrutaban de películas mexicanas, estadounidenses y algunas europeas.
Las primeras películas que se exhibieron como estreno fueron «Platillos voladores», «El águila negra» y «Tarzán, el hombre mono». La mejor película de su época fue «Sublime obsesión».
Sin embargo, esto cambiaría totalmente, ya que la guerra influyó en su funcionamiento y el público vio obligado a alejarse.
Durante el conflicto armado de los años ochenta permaneció cerrado y se deterioró.
Con el paso del tiempo y finalizado el conflicto, hubo un intento de reapertura del cine con el grupo Tiempos Nuevos Teatros (TNT), que hizo el esfuerzo por darle vida con artes escénicas, pero volvió a cerrar sus puertas.
Fue hasta el 2000 cuando se llevaron a cabo jornadas de limpieza y restauración para convertir el excine en un teatro para la comunidad chalateca.
A partir del 2005 el cine Cayaguanca fue cedido por el ministerio de Gobernación al entonces Consejo Nacional para la Cultura y el Arte (Concultura), que posteriormente se transformó en Ministerio de Cultura.
«A partir de esa fecha hemos querido revitalizar este espacio ya con otra oferta cultural como presentaciones de obras de teatro, festivales de danza y otras actividades que se sumen a las expresiones artísticas tanto locales como de afuera», expresó Ramos.
Se han realizado diversos trabajos de restauración en el lugar, entre ellos de pintura exterior e interior, elaboración de una tarima de cemento (ya que la anterior era de madera), instalación de sistema eléctrico permanente y cambio de butacas.
Los chalatecos consideran el excine una joya cultural, ya que cuando asistían a las funciones se hizo costumbre consumir el famoso chicle chalateco, que resulta de combinar el cacahuate con pepitoria.


Infraestructura
Por la historia y la importancia de la infraestructura, Cayaguanca es considerado patrimonio cultural.
En el exterior se conservan las letras del excine. Al ingresar hay a una pequeña sala por donde es posible llegar a la parte alta de la estructura, hay gradas a la izquierda y derecha de la sala.
Al subir se observan los antiguos vitrales que adornaron el cine, los que hacen posible transportarse a los buenos tiempos de las proyecciones.
Arriba hay otra sala que da paso a un salón más amplio desde donde se observan el escenario y las butacas. Según se dijo, al principio las personas se acomodaban en graderíos de cemento, pero luego se recurrió a butacas, las que por el momento están deterioradas
En total, este espacio tiene un aforo para 600 personas, pero por seguridad solo se utiliza la primera planta que es para 400.
Al lado del escenario se encuentran dos camerinos para la preparación de los artistas y elencos que se presenten en el lugar. Como parte de la historia del sitio aún se conservan los dos proyectores del cine.




«Actualmente, el inmueble es Patrimonio Cultural, con el fin de que no se le hagan intervenciones que modifiquen la infraestructura. Incluso, las teclas que dicen Cine Cayaguanca no se pueden quitar», indicó Víctor Ramos, coordinador departamental de las casas de la cultura.
La segunda planta del inmueble se encuentra inhabilitada; no obstante, el lugar puede recorrerse como parte de las visitas guiadas para los visitantes.
«La parte de arriba por ser un mezzanine en el aire no excedemos la cantidad de personas por lo que se minimiza el aforo», sostuvo Ramos.



Actividades culturales
Desde hace cinco años, la Dirección Nacional de las Casas de la Culturas y Parques Culturales desarrolla el proyecto «Festival Cayaguanca», el cual tiene como objetivo llevar al lugar diversos espectáculos para la población.
«Este festival reúne una serie de eventos y le agregamos un contenido específico, por ejemplo, para la niñez, madres, adultos mayores. El año pasado, el Festival Cayaguanca fue dedicado a las madres y estuvo la Orquesta de arpas de Suchitoto», indicó Víctor Ramos.
Explicó que mantienen la visión de fomentar un espacio público para el deleite de las artes. Además, se han implementado diversos talleres para niños y jóvenes.