Nadie imaginó que las clases de música impartidas por el sacristán Francisco García (músico empírico) llevarían a un grupo de jóvenes y adultos a conformar una chanchona musical que lleva por nombre Los Capulines del Ritmo, en honor a su municipio Yayantique, en La Unión, cuyo nombre topónimo lenca significa «cerro de los caulines».
Yayantique es conocido por ser tierra de músicos, y con el paso de los años estos se van renovando. Juana Alicia Rodríguez es una empleada municipal y miembro del coro de la iglesia católica de la localidad, y junto con su compadre Guillermo García decidieron iniciar un conjunto de cuerdas para aprovechar que algunos jóvenes del municipio se encontraban aprendiendo a tocar instrumentos de cuerda con el sacristán de la parroquia del pueblo.
«No nos quedamos como un conjunto de cuerda, sino que evolucionó a un grupo de música campirana. Hoy se oye diferente, ya nos llevan para celebraciones de carnavales, fiestas patronales, torneos, bodas y 15 años», contó Juana Rodríguez, orgullosa del trabajo que han realizado en dos años.
Esta mujer es una de las dos voces de esta chanchona. Su hija, Valeria Hernández, toca el violín, y algunos de sus sobrinos, familiares y amigos integran el resto del conjunto musical. En Yayantique, sus pobladores priorizan que los niños aprendan a tocar un instrumento musical, pues lo consideran importante para mantener la identidad cultural.
Valeria recuerda que desde que era una niña pequeña sus padres le inculcaron aprender a tocar un instrumento musical. «Inicié con teclado, pero no mucho me gustó. Luego seguí con guitarra, y después el sacristán me dijo que le hiciera el favor de aprender violín, pero me gusta más la guitarra», dijo la joven, de 17 años.