Millones de ciudadanos estadounidenses han protagonizado una de las más grandes fiestas democráticas del planeta. Con un sistema electoral sui generis, basado en el voto indirecto del colegio electoral para garantizar la representación de todos los estados en la federación, desde el martes pasado asistimos a los altibajos de los datos preliminares, donde los delegados del colegio electoral pasaban de azules a rojos o viceversa, según el ganador fuera el Partido Demócrata o el Partido Republicano.
Y no se trata de que solo dos partidos hubieran competido en estos comicios, en los que también participaron otros 14 institutos políticos y cinco independientes, pero son los que han gobernado en las últimas décadas y los que tienen más apoyo popular. Las elecciones, además, sirvieron para renovar una parte del Senado y elegir todos los miembros del Congreso. Además, había estados en los que se incorporaban 123 iniciativas para la consulta popular -una modalidad que no existe en el ordenamiento jurídico salvadoreño, pero que en diversos momentos de la historia ha surgido para permitir el referendo o la consulta directa- de temas tan diversos como la eliminación del pasado confederado en la bandera de Misisipi, legalización de la marihuana para uso recreativo en varios estados, más impuestos para los ricos en Illinois o la ratificación del respaldo en Texas a la construcción del muro fronterizo con México.
El impacto de la pandemia de la COVID-19 también se hizo ver en la votación, en donde más de 100 millones de electores enviaron por correo sus boletas, en un hecho sin precedentes y que provocó la polémica de si son válidos si llegan después del día de las elecciones, sobre todo porque se emitieron varios días antes.
En todo caso, vimos a una nación partirse en dos en función de los dos candidatos principales, el presidente Donald Trump, que buscaba la reelección con el Partido Republicano, y el aspirante demócrata Joe Biden, ex vicepresidente con Barack Obama. Biden anunció que el conteo preliminar perfila que ha superado los 270 votos del Colegio Electoral necesarios para ser el presidente número 46 de los Estados Unidos de América. A partir de ahí, las felicitaciones no tardaron en llegar de los líderes mundiales, tanto fuera del continente como desde el hemisferio. El presidente Nayib Bukele recordó en su felicitación los años de amistad y alianza con Estados Unidos e hizo votos “para crecer cada día”.
No hay duda que la democracia en Estados Unidos ha salido fortalecida después de una contienda que fue dura en algunos tramos, pero que al incentivar mayor participación ciudadana logró que más personas se involucraran con los asuntos públicos. Eso, desde cualquier punto de vista, es una ganancia.