Por años, muchas veces en El Salvador el presupuesto general de la nación era visto como algo que formaba parte de un gran botín de negociación política. Lo que existía era un reparto de «maletines negros» a cambio de votos o un intercambio de instituciones para lograr una falsa gobernabilidad, que sumergió al país en una dinámica donde el pueblo fue el más afectado porque nunca logró el tan anhelado desarrollo.
Hace un año, cuando se llevó el presupuesto 2021, hubo una clara intención político-partidaria de trastocarlo, hasta que en la última plenaria de ese año se logró cercenar su espíritu con 11 decretos legislativos que afectaron su ADN, en afán electoral y de golpear las aspiraciones de la gente.
Esto ya quedó atrás, pero es bueno recordar que no podemos como salvadoreños permitir que se regresen a épocas oscuras y difíciles por caprichos de dos fuerzas políticas que hoy han quedado relegadas a su mínima expresión.
El plan de gastos del Estado es muy importante porque es el instrumento y la ruta de todos los proyectos sociales y de bienestar para la gente, no es solo una herramienta que maliciosamente muchos economistas usan cuando hablan de déficit fiscal, endeudamiento y otras proyecciones que a veces están sesgadas y sin respaldo.
Como ya lo hemos visto, el Gobierno del presidente Nayib Bukele ha hecho una apuesta importante por la educación y la salud. Por primera vez, el presupuesto de educación ha llegado al 5 % del producto interno bruto (PIB) para 2021, algo que no tiene precedentes y que sin duda se fortalecerá para 2022, porque se tiene claro que solo se logra un cambio a futuro si desde hoy invertimos en libros y computadoras para nuestros niños y jóvenes. ¿Es este el endeudamiento que ven los que tienen ojos selectivos?
Sin lugar a duda, también el ministro de Hacienda, Alejandro Zelaya, presentará una importante línea para el Ministerio de Salud, que sigue la lucha contra la pandemia de la COVID-19. Los que quisieron ver hospitales carpa y que incluso hablaron de que seríamos uno de los últimos países en ser vacunados hoy deben tragarse sus palabras, porque está demostrado que el dinero de los salvadoreños se ha usado bien y en defensa de la vida de todos.
Otro componente importante para 2022 es el tema de la inversión pública, algo que sin duda dinamizará la economía y generará más empleos no solo por el aporte que hará el Gobierno a través del Ministerio de Obras Públicas, sino que cada día hay nuevas condiciones de recuperación que van de la mano con la importante recaudación tributaria, que se traduce en proyectos para el desarrollo. Los agoreros del caos y profetas de la desesperación no quieren ver esto porque se les caen sus agendas y las de sus pocos financistas.
Estos son solo algunos de los temas de los que no tenemos duda de que serán planteados en el documento presupuestario, que se entregará el próximo jueves 30 a la Asamblea Legislativa por parte del ministro Zelaya. Hoy hay buenas condiciones para una discusión seria y racional en pro del país, no el circo legislativo que existía hace un año y que frenaba a nuestra nación.
Tengamos confianza en el presidente Bukele y en todo lo que estamos construyendo para la sociedad. El presupuesto que aprobaremos este año será ordenado, eficiente y completamente balaceado, cumpliendo con las proyecciones de crecimiento económico que han ratificado organismos nacionales e internacionales serios y, sobre todo, dándole lo mejor a El Salvador. Ese es el devenir.