Muchas son las barreras económicas, raciales y políticas a las que se enfrentan los inmigrantes en Estados Unidos, pero nada los ha detenido de salir a trabajar en esta pandemia. Uno de cada cinco trabajadores es un inmigrante que forma parte de los trabajadores esenciales, convirtiéndose así en una de las mayores fuerzas laborales en el país; entre ellos, el salvadoreño Rónald Hernández, de 33 años.
Las estimaciones de FWD.us, empresa estadounidense que se dedica a procesos en favor de esta población, señala que los inmigrantes componen una quinta parte de casi 23 millones de empleados que se desempeñan en primera línea en Estados Unidos, una porción a la que perteneció Hernández de noviembre de 2019 a julio de 2020 como trabajador en el área de limpieza en un asilo de Annapolis, Maryland, cuando arriesgó su vida contra el mortal virus sin vacunas contra la enfermedad.
Es enfermero de profesión e ingresó a Estados Unidos en 2019. Debido a problemas personales en El Salvador, solicitó asilo, y mientras se resolvía su proceso optó por trabajar en cualquier establecimiento.
Sus jornadas laborales, de lunes a viernes de 7 de la mañana a 3:30 de la tarde y los domingos de 7 de la mañana al mediodía, le hicieron ganar $675 cada semana, que debía administrar entre su aporte en el alquiler de una vivienda, comprar su comida y otros insumos.
De ese mismo total tenía que apartar $30 semanales para comprar sus mascarillas, porque el establecimiento no se las proporcionaba, solo algunos guantes. Además, trabajaba con otros tres salvadoreños.
El estudio de FWD.us enfatiza que los inmigrantes tienen mayor probabilidad de exponerse a la COVID-19 porque «el distanciamiento no siempre es posible y el equipo de protección personal no siempre está disponible».
El trabajo en el asilo era más pesado, pero no la paga, por lo que Hernández decidió buscar una mejoría económica en una cadena de restaurantes mexicana. Así pasó de limpiar pisos por $15 la hora a estar en la cocina preparando los platillos por $16. Después fue contratado en una compañía para lijar pisos de madera, pero desde hace ocho meses se dedica al mantenimiento de área de oficinas o comunidades, pues fue empleado en Total Quality.
Esta semana, Maryland se cubrió de hielo con una de las más críticas nevadas en Estados Unidos, y Hernández salió con su pala a limpiar aceras, despejar calles y entradas de oficinas. Comentó que aunque contrató a abogados para su petición de asilo, todavía no obtiene respuesta, pero sí se movilizó por su propia cuenta para el permiso de trabajo, el cual fue aprobado el 13 de febrero de 2021.
La FWD.us reconoce lo indispensable que es la labor de los inmigrantes y rectifica que «no deben ser objeto de deportación, sino que se les debe proporcionar seguridad sobre su futuro en Estados Unidos». El salvadoreño incluso podría optar por aplicar a la residencia si la propuesta de la reforma migratoria presentada por Joe Biden es aprobada, pues aplica para inmigrantes que hayan ingresado al país antes de enero de 2021.