Emigró de forma irregular en 1990 hacia Estados Unidos debido al conflicto armado; sin embargo, Hugo Hernández, un empresario salvadoreño, ahora es propietario de una compañía que descontamina los sistemas de aire o ventilación de las viviendas, apartamentos e incluso de los hospitales en el país norteamericano.
La empresa –que dirige desde hace 10 años y a la que denominó A Plus Enviro-Services– es una de las mejores en Woodbridge, Virginia, Estados Unidos, de acuerdo con las calificaciones de cinco estrellas que sus clientes le otorgan en Google y algunos comentarios que dejan en la aplicación.
La idea surgió luego de laborar 15 años en otra compañía similar y al conocer del negocio, estudiar y certificarse decidió incursionar en el rubro.
El salvadoreño contó que aspiraba a llegar lejos con su nuevo negocio, por ello determinó registrarlo con un nombre que comenzara con A Plus, por la calidad del servicio ambiental y porque en los diccionarios telefónicos que se utilizaban antes podía aparecer entre los primeros listados, y así, llegar al público deseado.
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La pandemia por la COVID-19 lo obligó a cerrar su negocio durante dos meses en la primera ola de contagios en Estados Unidos. A pesar de la complicada situación, siempre pagó los salarios a sus ocho empleados, que se encuentran en tiempo completo. Lamentó la muerte de uno de sus colaboradores a causa de esta enfermedad. Era salvadoreño.
«Igual tenía que pagar las cuentas, los vehículos, la renta, pero decidí mantener a todos mis empleados protegidos en sus casas y pagarles. Uno de ellos murió de la COVID-19 a principios de abril, me afectó mucho, fue uno de los que comenzó conmigo en el negocio», dijo.
De acuerdo con el connacional, debido a que el negocio está relacionado con la calidad del aire acondicionado, las personas empezaron a buscar el servicio en mayo, pues si el sistema está mal en una vivienda, sus residentes se exponen a tener problemas respiratorios.
La red hospitalaria estadounidense también requirió de sus servicios para al menos cinco centros hospitalarios, ubicados en el pueblo Upper Marlboro, en el condado de Prince George, en el estado estadounidense de Maryland; en la ciudad de Bowie y en los hospitales del departamento de Defensa.
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Hernández se sumó a la entrega de donativos por medio del consulado de Woodbridge, Virginia, para los salvadoreños que no podían retornar al país durante la cuarentena. Actualmente continúa en la campaña para llegar a más familias afectadas.
El originario de Ilopango, San Salvador, también es el único salvadoreño miembro de la junta directiva de la Asociación Nacional de Limpiadores de Conductos de Aire (NADCA, por su sigla en inglés), una organización dedicada a la publicación de normas de seguridad, evaluación y limpieza de conductos de calefacción, ventilación y aire acondicionado.
Hernández representa a los latinoamericanos en la organización. Este año había planificado una conferencia en Costa Rica, pero por la pandemia fue cancelada. Sin embargo, en oportunidades anteriores, la organización le ha abierto puertas para impartir capacitaciones en varios países europeos.
«Uno a veces se encierra que hay trabajos que solo pueden hacer los hispanos, pero hay que salirse de su zona de confort y entrar en rubros que no son típicamente para los hispanos. Hay que aventurarse», aseveró.
Su camino hasta Estados Unidos fue complicado, ya que llegó de 21 años y laboró en áreas de carpintería, construcción, limpieza, servicio en restaurantes y como niñero; pese a ello, el salvadoreño reconoció que han sido experiencias que le han servido en la vida, y espera seguir creciendo como persona y en su empresa.

