En 2014, la búsqueda de iniciativas de desarrollo para la zona norte del país del filántropo y empresario y creador de la Fundación Acceso, Franz Giustra, se materializaron con la puesta en marcha de la primera planta procesadora de vegetales, que se construyó en el cantón Los Planes de San Ignacio, Chalatenango.
Esta iniciativa constituye el elemento principal de la apuesta de la Fundación Acceso en El Salvador que en ocho años de trabajar en el país ha impactado a más de 11,000 trabajadores relacionados con la agricultura.
El plantel de procesamiento de vegetales inició dando trabajo a nueve personas quienes se encargaban de limpiar, clasificar, empaquetar y preparar para su traslado el tomate, cebolla y lechuga que adquirían de pequeños productores de la zona y que tenía para destino las tiendas de una de las principales cadenas de supermercados del país.
Una de las primeras empleadas de la procesadora fue Lilian Elizabeth Pacheco, quien cuenta que antes de este proyecto creado por la fundación no existía ninguna alternativa de empleo formal en el lugar.
«Yo antes cultivaba, pero a veces perdía (los productos) porque trasladar desde aquí es bien complicado y a veces llegaban arruinados a San Salvador y no siempre tenía un comprador seguro», sostuvo Pacheco.
Sin embargo, dijo que en 2014, tuvo contacto con los miembros de la Fundación Acceso que la invitaron a participar en el proyecto y aceptó. El cultivo de los productos lo heredó a sus hijos para dedicarse de tiempo completo a la empaquetadora.
Desde entonces, la iniciativa ha crecido y en la actualidad emplea a 45 personas, de estas 40 son mujeres y cinco hombres, además han incluido nuevos productos, como: cilantro, rábanos, cebollines, acelga, entre otros.
Además, la frescura y calidad de sus productos han logrado conquistar otros clientes, entre los que se encuentran varias importantes cadenas de restaurantes de comida rápida que operan en todo el país.
Según Pacheco, cuando la planta empezó a trabajar trasladaban un camión de productos al día hasta la capital, mientras que, en la actualidad la rotación de transporte varía de dos a cuatro camiones diarios, lo que depende de la programación de entrega de pedidos.
Dora Mancía, se incorporó al trabajo de la empaquetadora hace dos años y señala que poder optar a una alternativa de trabajo formal en su localidad cambió su vida para bien.
«En la zona no hay otras oportunidades de trabajo formal, especialmente para las mujeres, solo de trabajar en parcelas, entonces este empleo para mi significa mucho porque de aquí saco adelante a los tres niños que tengo», expresó la mujer.
El impacto de la procesadora se extiende al ofrecer un comprador fijo a los pequeños productores de la zona, quienes también reciben asesorías sobre buenas prácticas de cultivo y la incursión en la producción de nuevas variedades de productos para hacer más atractiva la oferta para los clientes.
Al respecto, el creador de la Fundación Acceso, Franz Giustra, indicó que el objetivo de las iniciativas impulsadas en El Salvador es darles opciones para salir de la pobreza a los agricultores.
Dijo que desde 2014 hasta la fecha, se han destinado $100 millones para proyectos en el país y en el mediano plazo se prevé la inauguración de una nueva planta de procesamiento, la cuál ya fue construida, pero se espera afinar contratos en puerta con nuevos clientes para que inicie sus operaciones.
Acceso tiene presencia además de El Salvador, en Colombia y Haití, pero la proyección de la población es tener presencia en toda Centroamérica y poder beneficiar en el corto plazo a unos 30,000 trabajadores en toda la región.
Giustra señaló que la experiencia de El Salvador es el modelo perfecto que deseaba implementar, y lo espera replicar en otras latitudes.