El partido ARENA está en la etapa final de su existencia, y su líder, Carlos García Saade, «difícilmente podrá resolver la crisis», consideró David Hernández, analista y máster en Ciencias Políticas, al analizar la campaña comunicacional que ha lanzado el instituto tricolor para anunciar un proceso de «renovación».
«Difícilmente el presidente [de ARENA] García Saade podrá resolver la crisis del partido que tiene visos de agonía. Sobre todo por sus oponentes, diputados electos, que están reclamando como derecho propio la dirección de ARENA por haber resultado electos, lo cual les da credibilidad», expresó Hernández en entrevista con «Diario El Salvador».
El experto consideró que además de que la actual dirigencia arenera será incapaz de sacar al partido de la percepción negativa que tiene por parte de los salvadoreños, debido a sus prácticas pasadas y casos de corrupción de un gran número de sus exfuncionarios, tampoco será capaz de transformarse internamente para lograr la «renovación» que anhela.
«Lo normal hubiera sido que una vez perdidas las elecciones la actual dirigencia de ARENA hubiese depuesto sus cargos», consideró Hernández.
Añadió que no haber removido a García Saade del cargo de presidente pese a los resultados devastadores en las elecciones generales de este año, «es un indicador de que el partido ARENA, a pesar del repudio en las urnas, sigue con las viejas prácticas autoritarias y antidemocráticas del pasado».
Recientemente, el partido tricolor difundió una entrevista en las redes sociales en la que García Saade advirtió a sus actuales funcionarios públicos (dos diputados y una alcaldesa) a que serán llamados para recordarles que tienen que trabajar siguiendo los estatutos del partido.
Al respecto, el máster en Ciencias Políticas señaló que «el mensaje de ARENA a sus actuales funcionarios en los gobiernos municipales, a sus dos diputados propietarios y sus dos suplentes es claro: deben seguir fielmente la línea del partido, trazada por su presidente, Carlos García Saade, so pena de purgarlos o expulsarlos, tal como era norma en los viejos tiempos».