Los partidos ARENA y FMLN no combatieron de raíz a las pandillas en El Salvador después de la posguerra, cuando Estados Unidos comenzó a deportar a los salvadoreños que habían delinquido en ese país norteamericano.
Los grupos delincuenciales se fortalecieron cuando políticos como Norman Quijano y Ernesto Muyshondt (del tricolor) y Arístides Valencia y Benito Lara (del FMLN) negociaron con los grupos terroristas a cambio de obtener respaldo electoral.
Sin embargo, el Gobierno del presidente Nayib Bukele está combatiendo de raíz a las pandillas con el Plan Control Territorial y el régimen de excepción. «Destruir a las pandillas, que estaban tan enraizadas en la sociedad salvadoreña, no es un trabajo fácil; de hecho, siempre se creyó que era imposible. Una de ellas es destruir sus símbolos, su sentido de pertenencia, su memoria», escribió el mandatario en Twitter.
Para los analistas René Martínez y Óscar Peñate, los buenos resultados en materia de seguridad se deben también a que se han reformado varios cuerpos normativos. «El problema era que agarraban a pandilleros, pero a los días volvían a las calles porque las leyes no permitían que pasaran tanto tiempo en prisión», mencionó en el espacio de la Entrevista A:M.
En el espacio de entrevista «Diálogo con Ernesto López», el exdiputado del FMLN Manuel Flores aceptó que el régimen de excepción ha sido funcional. «El régimen de excepción ha devuelto la tranquilidad a la población; eso hay que reconocerlo. Hay más inversión también», apuntó.
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