La noche de este viernes, el presidente de la Asamblea Nacional de Ecuador, Virgilio Saquicela, convocó para este sábado 24 de junio una sesión con el objetivo de discutir la destitución del presidente Guillermo Lasso.
Agencias informativas dieron a conocer la convocatoria, en un contexto en el que Ecuador vive fuertes protestas contra el costo de la vida y las polícitas de Lasso, quien asegura que el objetivo es un golpe de Estado en su contra.
Indígenas volvieron a enfrentarse el viernes con la fuerza de seguridad en Quito en otra jornada de violentas manifestaciones contra el alza de los combustibles que el presidente de Ecuador, Guillermo Lasso, calificó de intentona golpista.
«La intención verdadera de los violentos es generar un golpe de Estado», reprochó el viernes el presidente, luego de la muerte de tres manifestantes en una fallida irrupción en el Congreso.
«La intención real del señor Iza (líder de las protestas) es el derrocamiento del gobierno (…) la intención verdadera de los violentos es generar un golpe de Estado», declaró el mandatario, aislado por covid, en una alocución transmitida por radio y televisión.
Este viernes miles de indígenas volvieron a chocar con la fuerza pública tras la cruenta jornada del jueves. Sonaron sirenas y detonaciones mientras manifestantes con escudos artesanales levantaban barricadas y encendían neumáticos.
A las bombas molotov, cohetes pirotécnicos y piedras de los manifestantes, equipos antimotines respondían con gas lacrimógeno y granadas aturdidoras.
El jueves, Lasso permitió el ingreso de unos 5.000 indígenas a la Casa de la Cultura, cerca del Legislativo y un lugar simbólico para los pueblos originarios, que estaba bajo control de la fuerza pública.
El presidente buscaba así propiciar conversaciones con el movimiento de protesta que llegó a la capital Quito esta semana para exigir alivios frente al aumento del costo de vida.
Sin embargo, un grupo de manifestantes avanzó luego hacia el Congreso e intentó quebrar el piquete militar que lo rodeaba.
Tres personas murieron en esos enfrentamientos, con lo que ya son seis las víctimas mortales que deja la rebelión indígena, según la Alianza de Organizaciones por los Derechos Humanos.
Las autoridades registraron más de 180 heridos entre militares y policías y prometieron reprimir más enérgicamente las manifestaciones.
«Nos vamos a ver en la obligación (…) de dar el siguiente paso. Ya no podemos seguir repeliendo, tenemos que reprimir con uso progresivo de fuerza. Eso implica la posibilidad de utilizar (…) perdigones», advirtió el ministro del Interior, Patricio Carrillo. El gobierno ha negado el uso de armas letales durante las manifestaciones.
Una caravana de taxistas recorrió más temprano la zona financiera de Quito con la consigna «fuera Lasso, fuera». El país, exhausto y semiparalizado, cuenta pérdidas diarias por 50 millones de dólares.
«Es una movilización indefinida hasta tener los resultados. Ya no podemos sostener la ira de la gente», dijo en entrevista con la AFP el indígena Leonidas Iza, líder de las protestas.