Los grupos criminales que han asesinado y desaparecido a miles de salvadoreños gozaron de la protección de «cabecillas de cuello blanco», quienes sentados en sillas de poder e incluso en la presidencial les sirvieron en bandeja de plata la sangre inocente de nuestras familias y amigos.
Desde la presidencia de la república, durante 30 años, ordenaron financiarlos, armarlos, adiestrarlos y permitirles cobrar renta, asesinar, extorsionar y secuestrar a todo un país, además de dejarlos operar con el narcotráfico.
Estas bandas criminales siempre vivieron con el permiso de ARENA y el FMLN, pues los utilizaron para sus propósitos electorales y comerciales. Surgen preguntas interesantes: ¿cómo es que ARENA, que fue el partido de las familias pudientes, permitió que las pandillas extorsionaran a sus mismas empresas o les asesinaran a empleados?, ¿cómo es posible que ARENA le permitió lo mismo al FMLN?, ¿cómo es posible que los mismos empresarios perjudicados no hicieron nada con ambos partidos?, ¿cómo es posible que los periodistas, escudados en falsos investigadores, pasaron a ser voceros de mensajes de terror y odio de criminales en contra de todo un pueblo?, ¿hasta dónde hubieran llegado si ahora no tuviéramos un Gobierno que les ha puesto paro?
¿Habrá alguna relación entre estos grupos terroristas, areneros, efemelenistas y el narcotráfico? Seguramente las investigaciones serias de esta nueva Fiscalía determinarán esto, pues las reacciones de estos partidos políticos en favor de criminales y en contra del accionar de las valientes Policía Nacional Civil y Fuerza Armada han sido públicas. Por eso mismo negaron siempre el refuerzo financiero a estas instituciones para cumplir con los planes de seguridad. Por eso mismo se oponen al régimen de excepción que protege a los salvadoreños trabajadores, a nuestros adultos mayores, jóvenes y niños.
Es esta misma ARENA la que insiste en volver al poder, en recuperar todos los beneficios que el pueblo les hizo perder, ahora arropada en «renovación con los mismos de siempre». Seguramente ya tienen conversaciones con estos grupos criminales para intentarlo en 2024, como lo hizo Norman Quijano y René Portillo Cuadra en 2014, que estuvieron a punto de revertir el resultado en segunda vuelta. Solo que el FMLN hacía lo mismo y echó al traste todo.
El Salvador no merece regresar a esos tiempos oscuros y sangrientos que encabezaron ARENA y el FMLN, aunque estos tengan la ayuda de todos los medios de comunicación que siempre formaron parte de sus planillas, ONG nacionales e internacionales y de algunos países que se llaman «democráticos», pero que lo que han demostrado es estar preocupados por los derechos de estos criminales, y no de los más de 6 millones de salvadoreños que han vivido en luto y dolor.
ARENA es un recipiente de vidrio despedazado, que las olas de aguas turbulentas lo mueven de un lado a otro. Y con su negativa hacia el régimen de excepción que ha demostrado su efectividad en contra de grupos criminales, los tricolores volvieron a hacer público su repudio hacia los salvadoreños.
El régimen y las reformas de los códigos Penal y Procesal Penal, entre otras, no responden en ningún momento a coartar las libertades de los inocentes, a censurar a la prensa ni a coartar la libertad de expresión.
Un ejemplo viviente de la ilegalidad de algunos «periodistas» lo representa el jefe de plumíferos de «El Diario de Hoy», Paolo Lüers, quien cobijado por un falso ejercicio del periodismo terminó publicando comunicados de las pandillas y sirviendo de vocero en favor de estos grupos criminales durante la política pública llamada «tregua» patrocinada por el prófugo y ladrón Mauricio Funes. Ahora, los mismos plumíferos de «El Faro», «Factum» y otros han reconocido su extensa relación y convivencia con maras y pandillas, autodenominándose interlocutores y mensajeros.
Ha quedado demostrado que el Gobierno tiene el control de la seguridad, pues ha dado respuesta contundente al repunte criminal. Este período de vacaciones de la Semana Mayor permitió visualizar el verdadero énfasis del régimen de excepción: las playas, los turicentros, los parques, los sitios turísticos, los pueblos, los lugares de montaña, todo, fueron abarrotados por turistas nacionales y extranjeros que disfrutaron con total tranquilidad y seguridad.
Como bien lo manifestó nuestro presidente Nayib Bukele: «Volvimos a demostrar que la oposición mentía cuando decía que el régimen de excepción era contra la gente honrada. Siempre lo dijimos: el régimen de excepción es contra las pandillas».