Esqueletos descubiertos por paleontólogos detallan que los cetáceos evolucionaron hace 50 millones de años. Eran animales de cuatro patas que buscaron el océano como un método de evolución y sobrevivencia. Este podría ser el origen de las primigenias rutas que las ballenas llevaron a cabo.
Ya transformadas migraron (por los océanos) para satisfacer sus necesidades vitales, como la alimentación, el apareamiento y la búsqueda de ecosistemas más amigables, una situación que se mantiene hasta hoy, como el caso de la ballena jorobada, que visita Los Cóbanos de diciembre a marzo para tener a sus bebés.
«Es importante que las ballenitas estén naciendo en esta zona, porque son como las tortuguitas que regresan a los sitios donde nacen a pesar de que se separan de sus madres. Si las ballenas están naciendo acá, todos los años van a volver, y eso nos permitirá hacer las actividades turísticas y aprovechar este recurso. Aclaro que son ballenas centroamericanas, sobre todo salvadoreñas, porque aquí están naciendo. De aquí migran a sus áreas de alimentación», expone Melvin Castaneda, biólogo y coordinador del Proyecto Megaptera El Salvador.
Según datos de los expertos, las ballenas viajan al norte, ya que en aguas frías existe abundancia de comida pero también gran cantidad de depredadores. Buscan aguas cálidas y con menos riesgo para que sus ballenatos tengan mayor posibilidad de sobrevivencia. «Las ballenas se encuentran desde California, Oregón, Washington, Canadá, Alaska y el mar de Bering hasta la península de Kamchatka [Rusia]. De todas, solo las ballenas que están en California y Oregón van a bajar a Centroamérica. Las de Washington y Canadá se van a quedar un poco más arriba, en México; las que están en Alaska se van a ir hasta Hawái, y las que están en Rusia se van a ir hasta Japón», detalla Paula Cabanilles, bióloga española que colabora con Megaptera.
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