Después de varios meses de permanecer cerrada por la pandemia de la COVID-19, la Casa del Peregrino, de la parroquia San Nicolás, en San Miguel, fue reabierta al público para que los pacientes del Hospital Nacional San Juan de Dios lleguen a dormir al albergue.
Según Leonardo Hernández, párroco de la iglesia San Nicolás, las personas de escasos recursos y sus familiares, que llegan incluso desde Honduras o Nicaragua, que debido a los requerimientos médicos se ven obligados a quedarse en la ciudad migueleña, ahora tienen nuevamente un espacio para dormir y comer.

«Esta casa tiene nueve años de funcionar y beneficiar a miles de personas que lo necesitan. Por este fenómeno mundial que vivimos [la COVID-19]] tuvimos que cerrar la Casa del Peregrino, pero creemos que es oportuno reabrir. Estamos abriendo de forma total, en septiembre abrimos de manera parcial, solo se ofrecía el desayuno y la cena», dijo el sacerdote.
Añadió que en el lugar sirven el desayuno y la cena y ofrecen servicios de higiene personal, lavandería y dormitorio. El centro, con capacidad para 45 personas, es un lugar limpio y acogedor, y el único requisito para ser recibido es que la persona compruebe que tiene programada una consulta o a algún familiar internado.

Según Hernández, algunos de los peregrinos se han quedado varios días, pero la mayoría solo llega a desayunar, ducharse, descansar, lavar su ropa o cenar y luego vuelve al hospital para cumplir con algún procedimiento médico o cuidar a su enfermo.
De acuerdo con el párroco, la Casa del Peregrino surgió porque varias personas se veían obligadas a dormir en las aceras del hospital o a pedir comida en los alrededores.