Cualquier sentimiento de esperanza que los pandilleros confinados pudiesen albergar para salir del Centro de Confinamiento del Terrorismo, CECOT, por mínimo que parezca, se verá frustrado porque es imposible salir de esa prisión, pues los siete anillos de seguridad tecnológicos, estructurales y los operativos en manos de la Policía Nacional Civil (PNC), Fuerza Armada y custodios penitenciarios hacen de esta cárcel una verdadera fortaleza, imposible de escapar o penetrar.
El CECOT será en los próximos días el último lugar en El Salvador donde irán a parar miles de pandilleros que por décadas causaron luto y dolor a las familias salvadoreñas. Las imponentes instalaciones del recinto carcelario garantizan que estos criminales jamás van a regresar a las calles a cometer fechorías en contra de ciudadanos honrados.
Desde el momento en que cada uno de los criminales condenados, o en proceso de sentencia, ingrese a esta penitenciaría se dará cuenta que tras el cierre de los portones principales el control total lo tienen las fuerzas del orden. Ahí se terminarán las miradas y gestos desafiantes que siempre han caracterizado a los terroristas; ahí no habrá reuniones ni formas de socializar entre ellos para planificar crímenes o burlar a la justicia como lo hicieron durante los gobiernos de los partidos ARENA y FMLN.
Los sistemas informáticos han sido creados para almacenar a detalle toda la información de cada uno de los reos, tal cual lo hacen los escáneres instalados en las primeras salas del recinto que muestran en pantallas digitales de alta definición hasta el último de los huesos y órganos de los reos. Esto garantiza que a la prisión no ingresen ilícitos de ningún tipo.
Al ingresar, el personal penitenciario cotejará en el sistema carcelario toda la data de los terroristas para que no exista duda que tal cabecilla, ranflero, palabrero, homeboy o pandillero común es el condenado y no se trate de uno de sus compinches.
Estos criminales estarán esposados en todo momento de pies y manos; cualquier movimiento sospechoso será detectado por el sistema de video vigilancia instalado en todo el recinto, además, la mirada de los vigilantes penitenciarios, policías y militares estarán prestos para descifrar cualquier sistema código con el cual los mareros se comunican.
Tras pasar por el área de registro, los delincuentes serán trasladados hasta las entrañas del presidio donde se encuentran los ocho módulos que contienen las celdas y que sumados en tamaño superan en 7 veces al estadio Cuscatlán, a medida que vayan ingresando se darán cuenta que los niveles de seguridad se vuelven más intensos. Hacia cualquier lado que se vea hay gris, el gris de los muros reforzados de concreto, el perimetral con una altura de 11 metros y fabricado de concreto reforzado con espesor de 50 centímetros y alambrados electrificados con 15,000 voltios.
El sistema de sensores que fue colocado en zonas estratégicas fue creado para activarse ante el más mínimo movimiento, y a su vez, activa todas las alertas del penal. Esto garantiza que el reo no tenga posibilidad alguna ni siquiera de moverse por sí mismo en espacios reducidos. La mirada de los custodios estará atenta también desde las 19 torres de seguridad que se erigen a 12 metros de altura.
Son 33 manzanas de extensión construidas de un total de 236, esto garantiza total aislamiento de esa fortaleza, incluso, al caminar por el sector se pierde el sentido de la orientación porque no hay ninguna visibilidad con el exterior.
Y si de aislamiento se trata, el que tendrán los reclusos en esta prisión será total; atrás quedaron los días en que los pandilleros se paseaban con total arrogancia por los pasillos de algunas prisiones del país cuando las administraciones pasadas les permitieron hacerlo sin control ni restricción.
Una vez el prisionero sea llevado a su celda del CECOT deberá familiarizarse con la misma, pues ese será su único espacio por los próximos 30, 40, 50 años o el tiempo que estime el juez que dictamine la condena, y quizá solo puedan cambiar en los tres niveles de las cuatro filas de camarotes metálicos que hay en cada celda. Ahí también estarán vigilados 24 horas al día los 365 días del año; y si más de algún prisionero intenta provocar desórdenes será llevado a las celdas de castigo donde solo tendrá un espacio de 2×2 metros y solo un boquete de luz de 25 centímetros de diámetro, no sabrá si amaneció o aún es de noche. La nueva prisión tiene la capacidad para 40,000 criminales confinados.