La casa encuestadora CID Gallup llevó a cabo el primer sondeo en Centroamérica, Panamá y República Dominicana para conocer el nivel de apoyo de los presidentes en cada país. En todas las naciones se preguntó lo mismo, sobre conocimiento y opinión de cada presidente, y el jefe de Estado Nayib Bukele no solo es conocido por el 71 % de los centroamericanos, sino que tiene una imagen positiva de 85 %.
Con ese nivel de aceptación, Luis Haug, gerente general de CID Gallup, sostiene que Bukele podría ser el presidente en cada uno de esos países centroamericanos. «Ninguna persona en el mundo ha ganado [la presidencia] con menos del 50 % de opiniones favorables. El presidente Bukele sería el político más popular en los distintos países que se evaluaron y, al mismo tiempo, no solo sería el más popular, sino que tiene más del 50 % requerido para ser electo en estos lugares», consideró Haug.
El gerente de la encuestadora sostiene que Bukele, al contrario de lo que sucede con otros presidentes, ha ido creciendo en popularidad y aprobación. Ganó la presidencia de la república con el 53 % de los votos, a pesar de todos los augurios en contra de quienes pensaban que el poder era un eterno círculo vicioso entre ARENA y el FMLN (una alianza perversa que bloqueaba los cambios que necesitaba El Salvador), y lo hizo en primera vuelta. Esta victoria mostró que el pueblo salvadoreño realmente estaba cansado de la corrupción de una decrépita clase política y que estaba dispuesta a hacerla a un lado con el líder correcto.
Ahora, la aprobación nacional del presidente Bukele es de 87 %, y sube a 96 % cuando se le pregunta a la gente si respalda las medidas tomadas por el Gobierno para enfrentar la pandemia de la COVID-19.
La proyección internacional de Bukele es también un reflejo de la aspiración de cambios en cada una de las naciones hermanas. En Guatemala, por ejemplo, mientras el gobernante salvadoreño tiene una imagen positiva de 91%, el presidente Alejandro Giammattei tiene apenas un 39 %, lo que se refleja en las continuas protestas en contra de su mandato y forma de administrar la pandemia. En estos momentos, de hecho, hay manifestaciones que piden su destitución, y los ánimos están enardecidos en el Congreso porque miles de vacunas donadas caducarán dentro de un mes. Sin duda, estamos ante un fenómeno político que tiene un gran potencial de cambio, con transformaciones permanentes y en beneficio de los salvadoreños. Y eso es reconocido allende nuestras fronteras.