Autos pasan tocando bocinas, los pasajeros ondean banderas, una se asoma por la ventanilla y graba con el celular. Tienen placas de Venezuela y Colombia y son los primeros en cruzar este domingo por el puente binacional que fue bloqueado por contenedores en momentos de alta tensión.
La apertura del puente de Tienditas, rebautizado como Atanasio Girardot, el último que faltaba por abrir en la activa frontera entre el estado venezolano de Táchira con el Norte de Santander en Colombia, desde el restablecimiento de las relaciones diplomáticas con la llegada al poder de Gustavo Petro.
Este paso, que une las poblaciones de Ureña y Cúcuta, es además simbólico: fue construido en 2016 y nunca llegó a ser inaugurado. Estuvo bloqueado por gigantescos containers metálicos puestos por militares venezolanos a manera de barricada para impedir en 2019 el acceso de un cargamento de ayuda humanitaria liderado por el dirigente opositor Juan Guaidó, entonces reconocido por Bogotá como «presidente encargado» de Venezuela.
Fue ese reconocimiento, por parte del expresidente Iván Duque, que llevó a la ruptura y posterior cierre de todos los pasos fronterizos.
De esos contenedores no queda hoy rastro.
Autoridades de ambos países, vistiendo guayaberas blancas y portando globos con el amarillo, azul y rojo, colores de las banderas de las dos naciones, inauguraron el paso, en una ceremonia que incluyó la bendición del puente por parte de los obispos de San Cristóbal y Cúcuta.
«Sea esta apertura el camino de un largo reencuentro de confraternidad, de crecimiento y de prosperidad para ambas naciones, muy especialmente para la zona de frontera», celebró el gobernador de Táchira, Freddy Bernal.
El pasado 26 de septiembre fue restablecido el paso de vehículos de carga por los pasos fronterizos tras siete años de cierre parcial y tres de cierre total, que habían quedado habilitados solo para peatones.
La ceremonia de este domingo formalizó además la apertura de otros pasos por los estados Zulia, Apure y Amazonas, parte de una porosa frontera de 2.200 kilómetros, golpeada por el narcotráfico, grupos armados y el contrabando.
«Hermandad histórica»
El flujo de vehículos era pequeño, normal en un domingo y además 1 de enero. La primera caravana pasó sin parar en las casetas de control migratorio, parte de la ceremonia, y regresó.
El paso, de cualquier forma, está operando.
La reapertura fronteriza intenta recuperar además un intercambio comercial que llegó a ser de 7.200 millones de dólares anuales en 2008, pero que apenas llegó a 400 millones en 2021.
La privada Cámara Colombo-Venezolana de Integración (CAVECOL) estima que la reanudación del tránsito fronterizo podría ayudar a llevarlo a 1.200 millones en 2022.
«Como un solo territorio nos unimos hoy a la hermandad histórica, cultural y social, que siempre nos ha identificado. Este hecho servirá para que Norte de Santander y el Táchira se conviertan en una zona económica y de desarrollo», expresó el gobernador Silvano Serrano del departamento colombiano del Norte de Santander.
Con el restablecimiento de relaciones también fueron reanudados vuelos, aunque aún muchas líneas están esperando autorización para operar.
Petro, el primer presidente de izquierdas de Colombia, visitó Caracas el 1 de noviembre en su primer cara a cara con el mandatario Nicolás Maduro desde la reanudación del vínculo.
Ambos firmaron una declaración en la que, entre otros puntos, «convinieron en crear y/o activar mecanismos conjuntos de seguridad» en la frontera.
La amplia agenda bilateral pasa también entre otros temas por el flujo migratorio, en un momento en el que más de siete millones de venezolanos viven en el extranjero, según la ONU, huyendo de la crisis de su país.
Venezuela es, además, garante en las negociaciones del gobierno de Colombia con la guerrilla del ELN, que buscan emular la firma de la paz en 2016 con las FARC. Petro anunció este sábado un acuerdo de alto al fuego con los rebeldes desde el 1 de enero hasta el 30 de junio de 2023, «prorrogable según los avances» en las conversaciones.